La karateca Catalina Rivera será la única representante de Latinoamérica en la Copa Internacional Oyama que se realizará el 19 de febrero en Barcelona, España.
Para la tica será un fogueo de primera calidad con miras al mundial de finales de año.
La tica de 37 años partirá a esta aventura el 14 de febrero, Día de San Valentín y dice que se va enamorada del karate.
El torneo es en karate Kyokushinkai, un estilo sin más protección que unas espinilleras y un protector de pecho abierto en el centro porque las patadas y los puñetazos pueden dirigirse a esa zona del cuerpo.
Rivera es una de las mejores atletas de ese estilo en América y recibe invitaciones por su nivel.
“Lo que pasa es que nivel americano no ha crecido, hay bastantes afiliados, practicantes, pero no sube de nivel. Hay torneos, en algunos países como Chile pero el nivel real de karate está en Europa, entonces, un torneo nacional de España, como este, reúne a 200 peleadores y dan algunas invitaciones”, dijo.
Pese a que es un nivel muy alto, no es igual al del mundial, como al que asistió en noviembre pasado en Polonia, o al que se realizará a fin de año (aún no hay sede).
“Es de los más importantes de Europa, es la doceava edición y se reúnen entre 150 y 200 atletas. Es un torneo famoso”, explicó.
La intención de Catalina es subir al podio en los mundiales, pero para eso requiere más fogueos como este, pues en la competencia en Polonia le tocó enfrentar a una contrincante de 19 años, Martyna Rubik. La polaca era más rápida y ligera y por eso la necesidad de la tica de foguearse para pelear contra rivales más similares a su estructura física.
En Costa Rica debe pelear con hombres que le sacan 20 kilos de peso. Ella es la rápida, pero en esas confrontaciones se vuelca la tortilla.
“En ese torneo entendí que tengo que tener más fogueos porque sino me voy a quedar siempre allí. Quiero subir de nivel, lo necesito. Mi intención es subir al podio”, comentó.
A Catalina le vendría muy bien el apoyo de un patrocinador.