La Selección Nacional de Costa Rica se despidió anoche de la afición con un triunfo 2-0 contra la sub-23 de Nigeria, en un partido que sirvió para que la gente y la Tricolor se despidieran llenos de motivación.
Los goles fueron obra de Óscar Duarte y Kendall Waston, dos defensores centrales.
La noche fue una fiesta completa, montada por el entusiasmo de los muchachos en la cancha y por el llenazo de la Joya, que le puso un sabor muy especial, muy patrio.
El ambiente no podía ser mejor para una despedida: estadio lleno, un sparring fácil, una afición apasionada, que llegó a alentar, a decirle a los seleccionados que confían en ellos y en lo que puedan hacer en Qatar.
La afición se ganó una nota de 100, se metió de lleno con los muchachos y los cargó de energía positiva antes del largo y cansado viaje hacia la Copa del Mundo Qatar 2022.
Con las sirenas sonando, como en los eventos muy relevantes, el corazón de la afición se aceleró, esperaron de pie y aplaudiendo el inicio del partido, cantaron el Himno Nacional a todo pulmón y solo esperaban la fiesta del fútbol que iba a estar matizada por los carajillos.
Buen arranque. Los ojos se posaron rápido sobre Anthony Hernández, Roan Wilson y Álvaro Zamora, tres de los principales novatos que despiertan mucha ilusión en la afición costarricense, que también mantenía el ojo crítico sobre el Capi, Bryan Ruiz, que debía demostrar que el cupo en el avión a la Copa del Mundo se lo había ganado por nivel y no por trayectoria.
La fiesta inició tempranito, al minuto 6, luego de un centro de Joel Campbell en un tiro libre que cayó al corazón del área y una barrida del defensor Óscar Duarte, uno de los más experimentados, anticipó la salida del portero Nathaniel Nwosu y abrió el marcador. La locura estalló en el Nacional.
Sobre el terreno, el equipo daba muestras de cosas interesantes, como la calidad indiscutible de Wilson y Zamora, dos talentosos jóvenes que sí tienen la oportunidad de jugar en el Mundial de titulares, no nos debe dar miedo. Hacen la pausa, se fijan en el receptor, la dan bien y hasta recuperan. Al estilo de los volantes modernos.
También vimos el buen nivel de Joel, quien se resguardó un poquito, pero que en el Mundial será punto alto. En fin, era un partido para disfrutar, ver pequeños detalles y disimular las cosas que se pueden mejorar. Era una fiesta, por más que el rival no fuera una exigencia muy grande.
No desentona Daniel Chacón, atento y oportuno en la marca y mete peligro en la bola muerta; así como tampoco Carlos Martínez, bien por su sector derecho.
Ruiz, en cambio, uno de los convocados más polémicos, tuvo un partido discreto, que intentó disfrutar sin matarse mucho, pero en el que volvió a evidenciar que está a un trote muy distinto que el resto.
El Capi perdió muchos balones y metió algunos taquitos que no terminaron en nada. Pese a su presentación, la gente le reconoció con aplausos su trayectoria cuando Luis Fernando Suárez lo sustituyó en el segundo tiempo.
Pintados. Volviendo al juego, pese a que Nigeria trajo un equipo muy joven, esos muchachitos la verdad se la jugaron bastante bien.
Los africanos fueron un cuadro serio, que se paró firme y que mostró un par de jugadores habilidosos, capaces de pegar sustos, como el de Dominion Ohaka, al minuto 16, luego de quitarse a Zamora frente al área y hacer la de siempre, el remate chanfleado, que pasó muy cerca del horizontal.
Al 35 volvieron a la carga y Esteban Alvarado tuvo que repeler un cañonazo que llegó del sector izquierdo de Samson Paul. El equipo africano por momentos sonrojó al patrio y poco a poco fueron tomando el dominio del partido.
El primer tiempo finalizó, por dicha, porque Nigeria era punzante, se adueñó de la bola y los ticos debían ir al vestuario, escuchar indicaciones y retomar el dominio.
Los nacionales jugaron más al toque en el complemento, con Joel más participativo, con Zamora y Roan generando un fútbol más elaborado, pero se toparon con un montón de piernas cuando iban a entrar al área y siempre llegaba el rechazo oportuno.
Sin embargo, fue con el ingreso de Celso Borges y, por ende, con la salida de Ruiz, que la Sele mejoró y tuvo sus mejores momentos. Fue en ese período cuando cayó el segundo, un pepino de Waston.
Al 72, Campbell metió un centro al corazón del área y Waston, con sello de la casa, puso el 2 a 0 con un frentazo.
El punto negro en la pared blanca lo puso Johan Venegas, quien ingresó de cambio y se comió un gol muerto. El Cachetón, que es uno de los convocados más cuestionados por su nivel, fue chiflado por la afición cada vez que tocó la pecosa.
Aparte de eso, todo fue una fiesta, un romance de la afición con la Sele, a la que le dice: “que te vaya bonito”.