La Sele le un regalazo a los tatas en su día al golear cómodamente a Nicaragua por 4-0 en un Estadio Nacional que estuvo muy lejos de llenarse en el primer partido de Copa Oro de la Tricolor en la Joyita.
La mejenga de este domingo es sin discusión alguna la mejor de la era de Gustavo Matosas, de esas que la Sele puede usar para jalar fiebres y celebrar un poco, pero no se puede dejar de lado que fue ante un rival muy limitado, que ofreció muchas ventajas y poca oposición, por lo que no es parámetro.
Al cuadro de Henry Duarte le puede sobrar voluntad, el técnico costarricense ha breteado en paleta para mejorar el nivel del fútbol nica, pero la promesa de hacer un partido memorable en el Estadio Nacional quedó muy lejos, ni siquiera le dio para un susto.
Antes de arrancar la mejenga la fiesta en las gradas la montaron juntos tanto ticos como pinoleros, ambas aficiones sacaban caja por su país y los vecinos del norte se hacían sentir con bastante fuerza, por todo lado veían las banderas blaquiazules.
Lamentablemente para los nicaragüenses con el pitazo inicial del árbitro mexicano Marco Ortiz, la fiesta dejó de ser compartida y en la cancha los ticos le pintaron la cara a los vecinos del norte desde el primer momento.
Tan así fue que apenas a los seis minutos la Sele abrió el marcador con el gol de Bryan Oviedo, luego de un pase de Allan Cruz por la banda derecha, anotación en la que el arquero nica Justo Lorente se vio muy ralito.
El pepino de Gallo además vino con un detallazo, porque los jugadores ticos corrieron hacia la banca para sacar una camiseta que tenía el número 19 y el nombre de Erick Marín, en una muestra más de apoyo hacia la ruda lucha que tiene el defensor con el cáncer.
“Gracias muchachos. ¡Qué clase de regalo”, publicó Marín en sus redes sociales.
Rápido se resolvió el partido, porque a los 18 minutos cayó el segundo, en una jugada que Jonathan McDonald aguantó con la fuerza que lo caracteriza, protegió la pecosa de la defensa pinolera y la sirvió atrás para que Celso Borges definiera de un bombazo desde afuera del área.
Si se trata de evaluar a la dupla en ataque, el Big Mac sin duda sacó ventaja a Mayron George, quien no se puede quejar de falta de oportunidades porque le quedaron varias, pero parece que el limonense no entendió que no estaba jugando solo.
Mayron en la última jugada nunca supo cómo acabarla y pegaba remates a lo que caiga que acababan en las piernas de los rivales o muy desviados, sin tan siquiera acercarse a sacar un “uuuuyyyyy” de parte de la afición, mientras que Jonathan se vio mejor como pivote.
De hecho, con la salida de George en el segundo tiempo por Bryan Ruiz, Matosas mandó al Big Mac a jugar de nueve, mientras que el Capi empezó a manejar la chocobola en la media. Jonathan lució muy bien como centro delantero.
Cuando Matosas decida jugar con un único punta por algún motivo o hacer alguna variante, quedó claro quien salió con ventaja.
El primer tiempo cerró con el gol de Elías Aguilar, el cual cayó más por el regalo de Lorente que otra cosa, porque el volante del Jeju United ni siquiera remató, sino tiró un centro lejano desde tres cuartos de cancha buscando una cabeza en el área pequeña.
La pecosa picó y el meta nica quedó sin reacción, apenas vio como el centro de Elías se le metía en el marco a los 45 minutos.
Leo y el aguadulce
Leonel Moreira tuvo uno de los partidos más tranquilos que se le recuerde y bien, bien se pudo haber mandado un par de tazas de aguadulce para calentarse ante viento que pegó en el Nacional.
Salvo un par de acciones de Byron Bonilla, el único pinolero que la pulseó para tratar de mostrar algo, el meta del Pachuca mexicano pudo haberse dedicado a cualquier otra cosa, mientras veía de lejos la acción, un partido aburrido para él y lamentable para el nicaragüense contratado por el Saprissa, que para el segundo tiempo se cansó de luchar contra el mundo y se perdió.
La única intervención que tuvo Leo fue hasta el minuto 91, cuando Juan Barrera soltó un remate al palo corto y rechazó de gran manera
A pesar de la goleada, la barra nica dio un ejemplo de que la pasión por el fútbol no necesariamente va amarrada por un resultado, porque esos sí aprovecharon la oportunidad de ver a su país en el puro centro de Chepe y disfrutaron en paleta.
De las 19.140 personas que llegaron a la Joya de La Sabana, según la organización, un buen número era de nicaragüenses, a quienes, sin duda, sí les caló el mensaje de la Fedefútbol y la Concacaf que este partido se trataba de un evento histórico..
No faltaron incluso quienes en las afueras del estuche lucieran con carteles en protesta contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
La cuenta de la paliza se cerró con Allan Cruz, quien una vez más se jugó un partidazo y demuestra que es el socio ideal de Celso Borges, a quien hace mejor jugador en el campo, porque hoy en día, el peso del medio campo ya el mundialista no se lo aguanta solo.
Bryan Ruiz le puso un taquito exquisito al santacruceño y de un zurdazo se la mandó al ángulo a Lorente, sin duda, el mejor de los cuatro goles que se marcaron este domingo.
Hay que ser muy claros, fue una buena mejenga, se goleó y se gustó, pero el torneo está muy verde para tirar las campanas al aire, los rivales de la primera ronda no son parámetros para creer que se está al mismo nivel de los favoritos, demos tiempo al tiempo.