En la última jugada de la mejenga, cuando el Herediano se sentía con la victoria en Tibás, que lo ponía a un paso de su título 30, la mítica tradición morada reapareció con el gol de Ariel Rodríguez al 93..
Un cabezazo de Kendall Waston en el área, cuando ya se había tirado de delantero, le quedó al Samurái para marcar su primer gol del torneo en el momento justo y firmar un 1-1 que deja las cosas abiertas para el juego de vuelta del sábado en el estadio Colleya Fonseca en Guadalupe.
Ojo, el empate para los florenses tampoco es malo, con un 0-0 son campeones por la regla del gol visitante y demostraron que tienen con qué hincar al Monstruo.
Gran pique. Por primera vez en una final, Hernán Medford y Jeaustin Campos, dos de los técnicos más ganadores en la historia tica, se vieron las caras. Eso tiraba un pique especial.
Es que la final de la segunda vuelta del torneo enfrentó a dos amigos acostumbrados a ganar campeonatos, a abrazar la gloria, a que cuando llegan a estas instancias saben hacer lo necesario para llevarse el oro, la bronca es que en esta ocasión el título solo puede ser para uno.
Medford ya conoce el amargo sabor de morder el polvo en una final nacional y sin duda se lo quería dar a probar a su compa, quien nunca ha pasado por ese mal trago, como parte de sus récords en el torneo criollo.
Ambientazo. Tal como pasó en el duelo ante Alajuelense en las semifinales, un recibimiento de lujo saludó a los equipos en la entrada a la cancha y el Monstruo desde un inicio buscó que la Cueva jugará su partido y pesara, presionando a un rival con inesperadas bajas.
Herediano se la tuvo que jugar sin dos de sus principales fichas, Gerson Torres, tal vez su jugador más determinante del torneo, y Orlando Galo, quien le da balance.
Saprissa tuvo dos chances antes de que le receteran un doloroso golpe como lo es un gol de visitante en estas series. Luis Paradela le anduvo de cerca al marco, pero no lo suficiente.
La apertura del marcador se da por una mala salida de Kevin Chamorro, pues luego de un tiro de esquina salió de manera un poco apresurada, no se habló con Kendall Waston y en el rechazó que tomó John Jairo Ruiz, mandó un derechazo con el empeine, cuando la bola iba cayendo en las afueras del área, a los 20 minutos
La pecosa entró en el palo derecho del marco que Chamorro dejó solo, una anotación que volvió locos a los florenses.
Lo gritaron con el alma, los jugadores se fueron para la banca, sacaron una camiseta de Galo, quien no jugó luego del positivo que dio por dopaje este martes.
Se desgalillaron Yeltsin Tejeda, John Jairo, Medford, todos, en una cancha que un día fue su casa y en la que ahora son extraños que celebran verla silenciada. El ADN del Team se les metió muy profundo en estos años.
Igual es de celebrar la que sacó Ariel Soto de la línea dos minutos después, otra aproximación de Paradela. Cuando ya estaba por entrar, el zaguero la salvó apenas.
El grito más fuerte del primer tiempo no fue un gol, sino cuando todo el estadio se le fue encima al árbitro David Gómez exigiéndole que pitara una supuesta falta de Douglas López en una barrida sobre Álvaro Zamora.
Buena del silbatero, porque en la repetición se ve que el florense primero toca la pecosa, como dicen por ahí, todo balón, después se dio el contacto natural por la inercia de la jugada, pero nada que ameritara pitar penal.
Al Monstruo le faltaba calma, paz, se notaba en la cara de Jeaustin Campos y en la desesperación de remates que no iban al menos por dentro del marco de Esteban Alvarado, salvó la que sacó Ariel de la línea, las otras no encontraban destino.
Los rojiamarillos no necesitaron más que el remate de John Jairo para, además de ponerse adelante, meterle una presión de los once mil diablos a la S.
Se notó hasta en el regreso de los equipos a los vestuarios, ya que Javon East y David Guzmán se enjacharon feo, se recriminaron cosas y el jamaiquino hasta le peló los ojos a su compañero por los reclamos.
Al regreso para el segundo tiempo, los jugadores se pidieron perdón en público, como para lavar un poco lo feo que se vio aquello, en una pura calentura de partido. Ahí quedó.
En cancha se daba lo lógico. Saprissa salió a apretar, a buscar un empate indispensable que lo metiera en la serie en el entendido que hasta una igualada con goles beneficiaba a los visitantes, por eso tenía que ir por goles.
Heredia estaba un toque atrás, tal vez más de la cuenta y muy temprano, pero tenía una ventaja que defender y con contras por las bandas podía poner a sudar al Monstruo.
Los florenses la tenían clara, no les importaba jugar “bonito”, “dar espectáculo” o nada parecido, sino manejar las cosas a lo que les servía, ante todo se estaba jugando una final y ganarla es la prioridad. El fin le justifica los medios.
El asunto para los locales es que los tiros no seguían cayendo a marco, el gol se veía lejos, salvo una de Mariano Torres que pegó de fuera del área luego de un amague al 65′ y que tapó Esteban Alvarado de buena manera.
Jeaustin mandó a Fabricio Alemán y a Ariel Rodríguez buscando más peso en ofensiva, pero no encontraron los caminos claros para atacar a un Team muy bien parado atrás y con mucha seguridad.
En Heredia todos se multiplicaban para marcar, que lo diga Yeltsin, quien volvió para ser titular en la final y, fiel a su estilo, puso pulmones y algo más.
El Team tenía la espada para frenar al fuego de “Dracarys”, que finalmente quedó vivo demostrando su estirpe de siempre.