Lo que el joven Patrick González y sus amigos vivieron el sábado, luego del clásico es digno de contar en un libro de anécdotas moradas.
Los jóvenes, aficionados al Deportivo Saprissa, se disponían a celebrar el gane del Mounstro en barrio La California, en San José, cuando en el camino tuvieron una monstruosa experiencia.
Los muchachos se encontraron con los jugadores Ariel Rodríguez, Mariano Torres y Christian Bolaños, a quienes le pidieron foto y hasta se dieron el lujo de hacerle ride a Bola hasta el hotel Radisson, en donde estuvo concentrando el equipo antes del duelo con los erizos.
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Patrick contó a La Teja que lo vivido fue una experiencia que ni en el sueño más volado se lo habría imaginado, pero los astros se alinearon para que estos muchachos pudieran conocer a sus ídolos, después de la mejenga, en donde el Sapri derrotó 0-1 a los manudos.
“Jamás esperábamos que nos pasara algo así”, destacó el joven, quien también contó su historia en Twitter y se hizo viral.
Las cosas de la vida
Patrick y su hermano, Anthony, quien también iba en el carro, viven en San Pablo de Turrubares. Ambos se definen como aficionados muy fiebres al Monstruo gracias a su papá, también llamado Patrick y desde chiquillos comparten el amor por los colores morado y blanco.
“Para mí Bolaños es uno de mis ídolos, hasta tengo una silueta, de esas que hicieron en la pandemia firmada por él.
“Normalmente vamos a la Cueva y también nos gusta ir a ver al Saprissa al Fello Meza, porque mi mamá, llamada Elena, es aficionada al Cartaginés y tenemos familia allá”, afirmó.
El día del clásico, Patrick, estudiante de Ingeniería Industrial, se puso de acuerdo para ver la mejenga en un bar, en La Ribera de Belén, cerca de la casa de su novia, Ivannia Solano. Ahí se reunieron con unos amigos, Gabriel, Alejandra y Gustavo.
“La gente nos puso comentarios muy vacilones, como que éramos los favoritos de Dios, otros cuestionaban por qué no les pasó a ellos, que éramos muy suertudos.
— Patrick González, aficionado del Saprissa.
Luego de la victoria de la “S”, se fueron para la casa de Ivannia para cambiarse. En esta nueva parada los acompañaría Adrián y Ariana, otros amigos, que además son pareja.
“Por cosas de la vida salimos por la General Cañas. Cuando íbamos llegando por el hotel Herradura vimos que pasó el bus de Saprissa, se estacionó y nosotros decidimos parquear el carro. Anthony fue el que vio el bus.
“Vimos que Ariel, Mariano y Bolaños se bajaron del bus y cruzaron la calle que sale a la autopista y nosotros les pedimos a los tres que se tomaran fotos con nosotros”, contó.
Hasta ahí, todo normal, un encuentro con jugadores muy común. Eran las 9 de la noche.
“Al primero que recogieron ahí fue a Ariel, después llegaron por Mariano y ahí se quedó Bolaños, nos dijo ‘voy a ver qué hago’ y yo le dije ‘si quiere se va con nosotros y con mucho gusto lo llevamos’, pero por dentro pensé que no se iría con nosotros.
“Y me dijo que sí y la verdad no lo podíamos creer, los hombres que somos los más fiebres nos costaba entender que llevábamos a un mae que ha jugado en tres mundiales, que jugó Champions League”, dijo.
20 minutos de oro
El viaje duró unos 20 minutos y en el camino le iban haciendo distintas preguntas.
“Él respondía lo que le preguntamos de forma muy natural. Le preguntamos qué se sentía jugar la Champions League, sobre su relación con Keylor Navas y nos dijo que era una excelente persona.
“También le preguntamos qué decía Navas sobre Neymar y Messi... diay son cosas que uno siempre ha querido saber y nos comentó que Keylor le dice que son personas normales”, expresó.
Patrick contó que el jugador morado hasta le iba sosteniendo el teléfono a su novia, pues encendieron la aplicación Waze para llegar al Radisson.
“Nosotros poníamos música, él movía la cabeza, se reía y al llegar al hotel, lo dejamos por el lobby y estaba muy agradecido y aprovechamos para tomarnos una última foto”, añadió.
El joven morado confesó que hasta un deseo le pidió al futbolista.
“Le dije ‘mae, Bola, se lo ruego, nunca se vaya para la Liga’ y él se quedó callado, se echó una risilla y luego me dijo ‘no, mae, tranquilo’.
“Sin duda, fue el mejor día de mi vida”, recordó.