Una famosa vendedora de empanadas de Puntarenas, conocida como doña Tati, es la orgullosa mamá de Rawy Rodríguez, una de las jóvenes promesas del Herediano.
Rawy es la nueva joya que está puliendo el Team, con apenas 19 años tomó el lugar que dejó Yeltsin Tejeda por lesión y lo ha hecho tan bien que la ausencia del capitán florense no ha pesado.
Tatiana Osorio vende su producto por la Clínica de Chacarita, en Puntarenas, pero muchos clientes de años le piden empanadas a encargo. La mujer es famosa en el Puerto por esa característica, esta luchadora es mamá soltera, aunque Rawy tiene más hermanos por parte del papá, a quien respeta mucho.
Las empanadas que vende son de larga tradición y en un principio eran vendidas por su abuelita, doña Magdanela Brand, pero falleció y el negocio le quedó a ella. Son empanadas caseras (tiene un relleno de queso) y son muy sabrosas.
“Ella fue la que me dejó el legado de las empanadas, no estaba en mis planes, pero sí en los de Dios y eso me da”, explicó la madre del buen jugador, quien antes limpiaba casas. Así ha sacado adelante a su muchacho.
Fruto de ese esfuerzo ella pudo cumplir el sueño que anhelaba desde niño Rawy, ser futbolista, pero la situación no fue fácil.
Cuando Rawy estaba en edad de pertenecer a una escuela de fútbol, el Puntarenas FC pasaba momentos económicos difíciles y buscaron otras opciones, andando de aquí para allá.
La señora recuerda que estuvo con un señor, de quien olvidó el nombre, en una escuelita, fue la primera en la que entrenó, pero cerró y fue cuando apareció doña Irlanda Espinoza, quien vio el talento del muchacho y se lo llevó a su escuela, junto con Creichel Pérez, hoy en Guadalupe y Hansel Baltodano, quien está en Jicaral Sercoba.
Con ella se colocó en Carmelita y lo mandó a formarse a la Academia Wílmer López.
Rawy, con apenas diez años, debía viajar de Puntarenas a Alajuela. En la Ciudad de los Mangos lo esperaban los miembros de una familia que lo recibió como un hijo mientras él desarrollaba su talento en las inferiores de la Academia de Wílmer López y posteriormente en Carmelita.
Herediano recibe este domingo en el Colleya Fonseca al campeón nacional, Cartaginés a las 5:30 p.m.
-Nadie mejor que una mamá conoce a su muchacho, ¿cómo es él?
Desde chiquito le gustaba el fútbol, desde los cuatro años y medio, en la Escuela Nuestra Señora de Sión se metió al fútbol en un festival, pero yo lo llevaba a entrenamientos en escuelas de fútbol. Siempre le gustó y yo andaba con él para arriba y para abajo. Siempre fue tranquilo, lo único con lo que era hiperactivo era con la bola. Es una persona que le gusta poner atención en clase y lo hace todo solito. Él ahora está en la universidad sacando Educación Física.
- ¿Y cómo lo mete en el fútbol, digamos, de una forma más seria?
Como anduve con él por todo lado y siempre lo he apoyado iba a muchas escuelitas de fútbol. Hay una muchacha aquí en el Puerto que se llama Irlanda Espinoza y fue quien hizo un equipo llamado Los Halcones. Ella fue quien más lo mantuvo en ese equipo, allí fue donde Rawy aprendió mucho de lo que sabe.
- ¿Y por qué no lo llevó a Puntarenas FC?
Porque en Puntarenas no había casi recursos cuando estaba doña Alejandra, entonces ella (Irlanda) lo agarró, ella fue la que vio a Creichel, a Hansel y a Rawy, habló con Carmelita. Fueron a jugar con ellos en las inferiores. Allí los vieron y empezó todo.
- Entonces, formalmente, ¿con quién inició?
Empezó con Carmelita, con don Edgar Artavia, esa gente lo tiene desde los diez años y desde entonces comenzó a ir a Alajuela a donde una familia.
- ¿Y viajaba solo?
Yo lo iba a dejar a la parada, eran tiempos en que no había celular (para él) entonces cuando llegaba a Alajuela, me llamaba de la casa de esa familia. Yo apuntaba la placa y el nombre del chofer. Esa familia que le ha tocado es una bendición, doña Laura es como una segunda mamá y don Freddy como un papá para Rawy.
- ¿Es conocido en el pueblo?
Mi hijo y yo somos muy conocidos, somos del barrio Veinte de noviembre. Él con esa humildad que tiene todo el mundo lo conoce en Puntarenas y ahora como está en el campeonato está más pegado allá (Heredia) y dura hasta un mes sin venir.
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-¿Cuál es el anhelo de él?
- Salir a jugar afuera del país y una convocatoria a la Sele, como sueña todo jugador.
-¿Es usted de las que le prende una velita cada vez que juega?
- Soy cristiana, lo bendigo, uno ora por él, pero realmente a veces no me gusta ver los partidos. No he ido a verlo nunca.
- Pero cuando vaya Herediano al Puerto, ¿sí va a ir?
-A ese sí quiero ir.