Gerardo Martino pasó la peor noche en su corta historia como técnico de la Selección Nacional de México que se metió con todo en la final de la Copa Oro.
Impedido de estar en la banca al cumplir una suspensión por acumulación de amonestaciones, el argentino sufrió el partido de este martes desde uno de los palcos del State Farm Stadium, en la victoria 1-0, en tiempos extra, de México ante Haití por las semifinales de la Copa Oro.
La victoria apenas maquilla las dificultades del equipo mexicano para resolver una eliminatoria en la que otra vez pintaba como favorito.
La polémica en el señalamiento del penal con el que el Tri se llevó la victoria volvió a abrir la discusión de la necesidad del VAR (videoarbitraje) en este torneo y aunque fue falta sobre Raúl Jiménez, la tecnología hubiera ayudado a despejar cualquier sospecha.
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El técnico pasó con la mano izquierda recargada en la barbilla, la misma posición que asumió desde antes de que iniciara la semifinal ante los caribeños.
Fueron pocas las ocasiones en las que Martino cambió su expresión, la mayoría para señalar un error de su equipo, y la del gol claro. Observar al entrenador resultaba más interesante que lo que se veía en la cancha, en la que el equipo mexicano tuvo la posesión de la pelota, pero al que le faltó la explosividad y atrevimiento en la última zona a la ofensiva.
Martino estuvo acompañado en el palco por Damián Silvero y Norberto Scoponi. Siempre detrás del jefe, más expresivos y con diálogo constate entre ellos.
Al final del tiempo reglamentario una charla entre los tres. Luego, con el gol de penal de Raúl Jiménez (93′) al inicio del tiempo extra por fin se levantó de la silla y se fundió en un abrazo con sus auxiliares, un abrazo que liberó parte de la tensión acumulada en la mejenga.
Pero esa liberación apenas duró unos segundos. Martino convirtió a una botella de agua en compañera para los minutos restantes del partido.
El fútbol de México era tan seco como el calor en Arizona y con algunos sorbos de agua, el argentino lograba pasarse los corajes.
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La última imagen del Tata en el palco fue un jalón de cabellos tras la más clara opción que tuvieron los caribeños. Haití se fue con todo en busca del empate.
Contragolpes mexicanos con poca idea y contundencia. Al final, México se clasificó al duelo por el título de la Copa Oro y es lo único que importó para el público, aunque para Martino falta mucho para aquello de perfeccionar el plan A.
El nivel de los caribeños ha crecido y ya complican más los partidos, dirán los más positivos en el entorno de la selección.
La realidad marca que el Tricolor ha dado pasos hacia atrás en los últimos partidos, en la generación, en la contundencia y en la zona de seguridad y eso nadie lo puede negar.
Lo preocupante fue también que la selección mexicana sumó su segundo partido sin ganar en 90 minutos y pidió la hora en la final del juego frente a Haití.