Maldición, mala suerte, falta de costumbre, cancha pequeña, mucho viento, una cuestión mental, dígale como usted quiera, pero la mudanza del Carmelita al estadio Rafael Bolaños aún no le ha deparado un solo punto al club.
En cuatro partidos llevan cuatro derrotas, ese es el récord del cuadro verdolaga en su nueva casa, un proyecto que se inauguró con mucha ilusión el 21 de enero ante Pérez Zeledón en la fecha 5, pero que aún no le sacan el jugo.
Ante los Guerreros perdieron 1-0, después en la jornada 7 fueron goleado 4-1 ante Guadalupe, en la fecha 13 cayeron 2-1 ante Herediano y el domingo pasado, otra vez tropezó 2-1 ante el Santos.
La situación ya empieza a preocupar en el equipo y buscan explicaciones de qué puede estar sucediendo, no lo ven como algo normal porque el club además entrena diariamente en esa cancha.
"Acá tiene que haber algo extraño, ellos entrenan ahí, juegan ahí y no hay manera que ganen ni siquiera ante equipos del mismo nivel en el que estamos nosotros, acá tiene que haber algo que nos dé una luz de qué está pasando", comentó el presidente del club, Isidro Zamora.
El directivo comentó que la comisión técnica del club ya habló con el entrenador, Mario Víquez para entre todos darle la vuelta a la situación.
"Estamos viendo todas las circunstancias, algunos dicen que es el viento, pero eso es algo que juega para los dos equipos, no sabemos si es que al entrenar por las mañanas y jugar en la tarde algo cambiará, podría ser", agregó.
Los carmelos duraron años de años deseando tener su propia cancha por lo que la opción de cambiar de sede no pasa por la cabeza de la dirigencia, ellos firmaron un contrato de cinco años con la gente de la Academia Wilmer López, dueño del estuche.
"A veces estas cosas son hasta sicológicas, no digo que sea del todo eso, pero se ve que nos ha costado acomodarnos, por eso estamos haciendo todo un análisis para saber qué es lo que está pasando, porque es verdad, no es lo que esperábamos", dijo Zamora.
El proyecto del estadio va viento en popa y más bien aprovecharán, que el partido del domingo ante el Saprissa se jugará en el Morera Soto por motivos de seguridad, para instalar las graderías fijas del inmueble y quitar las provisionales que tienen ahora.
Con las gradas nuevas tendrán capacidad para 1750 personas y posibilidad de hacerlas más grandes en un futuro muy cercano.
Tamaño los perjudica
Para Ignacio Quesada, uno de los jugadores más regulares del club, algo que podría pesar es que a Carmelita le ha costado pasar de jugar en una cancha grande como la del Morera Soto a una más pequeña como lo es la ubicada en barrio Plywood, en el centro de Alajuela.
"Es un un poco complicado el tema, porque uno siente que el equipo juega bien, tal vez es que antes casi siempre se jugaba en el Morera, una cancha en la que tenemos más espacio y se podía jugar mejor, el cambio de dimensiones nos pudo afectar", dijo.
Quesada cree que su cuadro tiene la capacidad para jugar al toque por lo que prefiere jugar en el estadio de los rojinegros que en la nueva casa.
El lateral también explicó el factor del viento que juega en esa cancha hacia el oeste.
"Hay un marco en el que pega mucho más viento que el otro, eso hace que uno tenga que aguantar un poco más y provoca que a veces la bola se hace para todo lado, puede ser un factor para eso", añadió.
Los verdolagas se preparan para jugar el domingo ante el líder del torneo, esperando que al menos en su vieja casa alquilada puedan pellizcar un poco de esos puntos que han dejado ir en su vivienda propia.