Desde que Fernando Ocampo tomó las riendas como presidente de Alajuelense, el 26 de noviembre del 2016, ha promovido una fiesta para el centenario rojinegro, pero aunque han puesto la plata para el baile, la música la están poniendo otros.
La junta directiva del cuadro erizo ha tomado la iniciativa para una celebración en grande, pero los rivales son los que más han disfrutado las pifias dentro y fuera de la cancha en la institución rojinegra.
Tal parece que la maldición del 30 se juntó con la maldición del centenario y ahora está fea la cosa en la Ciudad de los Mangos.
La abrupta salida de Esteban Alvarado, sin debutar, por problemas personales, es solo uno de los capítulos de una novela que por ahora no pinta a que tenga un final feliz, al menos para los manudos, principalmente porque ocupan el décimo puesto del torneo de Clausura 2019.
“Vienen 2 años de muchos retos, siendo el principal la celebración del centenario”, dijo Ocampo el día de su elección.
Y Fernando añadió: “Asumo con mucha ilusión la presidencia de Liga Deportiva Alajuelense, es una gran responsabilidad y compromiso”.
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El primer bombazo que dio Ocampo y compañía fue cuando se trajeron Benito Floro, venía como gerente deportivo y terminó dirigiendo. Fue un 27 de diciembre cuando cientos de manudos llegaron a la presentación del español, pero el exentrenador del Real Madrid no funcionó ni pa’l arranque.
Fueron ocho meses de Benito, pero no jalaría sin nada porque tenía derecho a cobrar más de $1 millón (casi ¢600 millones en ese momento) en caso de que Alajuelense lo cesara en este momento, aunque los directivos aseguran que no se llevó esa cantidad de plata.
Su lugar lo tomó Wílmer López, a quien la suerte tampoco le sonrió.
Elegir el técnico que los lleve a la ansiada 30 ha sido un verdadero dolor de cabeza para Ocampo y compañía, con Hernán Torres llevan siete entrenadores, incluyendo los interinos que han tenido que echarse el equipo al hombro uno, dos o tres partidos mientras deciden a quien poner de manera permanente.
Además de Benito han pasado Guilherme Farinha, Wílmer López, Nicolás Dos Santos, Luis Diego Arnáez, Cristian Oviedo y ahora Torres.
La presión está matando al León, los cinco años sin campeonatos no han caído bien y han perjudicado en la toma de decisiones.
Sin título, pero con fiesta
Peladas como la fiesta en el palco del Alejandro Morera Soto después de la eliminación en la final del campeonato del Apertura 2018, no han ayudado en nada.
Todo empezó con un video que circuló por redes sociales, el cual grabó y subió a su perfil de Instagram una aficionada llamada Michelle Naranjo, donde sale Enio Cubillo, encargado de instalar la gramilla del Morera Soto y del estadio Azteca, así como Rubén Murillo, fotógrafo oficial del departamento de prensa de la Liga y el jugador Rónald Matarrita, junto con otros muchachas y muchachos bailando reggae, sonriendo y tomando; mientras miles de liguistas sufrían la derrota.
Lo que hay que reconocerle a Ocampo es que se ha esforzado en armar un buen equipo, pero con los fichajes tampoco la ven, no solo por la situación de Esteban Alvarado, que es un golpe al hígado manudo, si no porque pasan y pasan jugadores y nada cambia.
Los erizos arrancaron el Clausura 2019 sacando caja que tenía un planillón, pero a la hora de las verdades la realidad ha demostrado ser otra, ni Henry Figueroa, Anthony López, Ariel Lassiter y Marco Ureña han marcado diferencia y son banca.
Lo único bueno en el panorama manudo es que le sobra equipo y todavía tiene tiempo para convertir la pesadilla en la fiesta que se merece su afición por el centenario, en dos meses sabremos como terminó esta historia.