Chombolo es un hermoso Toyota Land Cruiser FJ 40, del año 1975, que tiene una historia tras de sí, que deja en claro el amor de sus dueños por los carros.
El dueño es Jonathan Zúñiga, un domingueño de 49 años, quien adquirió el carro en el 2018, luego de no poder comprar el vehículo que era de su padre.
Cuando adquirió el chuzo, ya se llamaba Chombolo y uno de los acuerdos en el trato fue mantener el nombre. Y aunque el origen del mismo es distinto al que él se imaginó, se acostumbró.
“En las familias de antes había un carro de estos para trabajar. Uno de niño creció con esos autos, imagínese los recuerdos que uno tiene con el papá y familiares porque uno andaba en esos vehículos, en el cajón, uno iba a coger café en esos carros”, dijo.
“Papá (José Zúñiga) tenía uno y falleció en el 2016, y le dejó uno de estos carros a mi hermano (Andrés Zúñiga); era un diésel y en algún momento lo quiso vender y yo no lo dejé, pues era de la familia, así que lo convencí”, manifestó.
Pero allí no quedó la cosa porque Jonathan le ofreció comprar el carro a su hermano, ahorró el dinero y fue a hacer el trato, pero sucedió lo inesperado.
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“Ya lo habíamos negociado, le llevé la plata y se arrepintió. No lo quiso vender y, como dicen, ‘quedé vestido y alborotado’, pero como ya tenía el dinero, busqué uno para comprar”.
Así fue cómo llegó Chombolo a manos de Jonathan, quien, desde entonces, lo ha ido personalizando, al punto de que lo único que tiene de aquel momento es la lata.
Desde entonces, Chombolo ha pasado por algunas facetas, hasta que parece, que en la actual es donde se siente más cómodo su dueño.
Lo adquirieron como un carro de paseo, con descapotable, y así lo usó la familia. Luego, se fue modificando y entró en una fase de carro de exhibición y, últimamente, el dueño descubrió que es amante del barro, y ahora compite con él en las carreras 4x4.
El carro le encanta a su hija Noelia Zúñiga, quien lo maneja, pero ahora le cuesta más, por la adaptación a las carreras.
“Descubrí que me gustaba en un viaje que hice con mi mamá; ya me gustaba, pero fui a una metida de barro, un camino feo y me di cuenta que era lo mío. Esa vez, fue el único carro que salió solo”.
Para ese entonces, ya Zúñiga había formado el Land Cruise 40 Revolutions, un club y hoy en día forma el equipo Zupra con Andrés en las competencias.
Una historia que demuestra que los sueños se cumplen y que el camino de la vida te lleva al destino correcto, como lo descubrió Jonathan.
Chombolo no solo es un carro para Jonathan, es la realización de un sueño que empezó con los recuerdos de su padre, y hoy lo acompaña en sus aventuras más emocionantes. Para quienes viven la pasión por los autos, como Jonathan, cada kilómetro recorrido cuenta una nueva historia.