Al árbitro costarricense Juan Gabriel Calderón le tocó vivir, este sábado, una curiosa experiencia en el partido de cuartos de final entre Israel y Brasil, en el que le tocó ser el réferi central.
El encuentro, que estuvo buenísimo, lo ganó Israel 3 a 2, pero hubo circunstancias raras y que Calderón, en unos años, atesorará como anécdotas.
Brasil se puso arriba en el marcador al minuto 55 con gol de Marcos Leonardo, pero Anan Khalaili empató al 59. Así terminaron los 90 minutos.
La verdeamarela volvió a irse arriba a los 30 segundos del primer tiempo extra con gol de Matheus Nascimento, pero los israelitas empataron dos minutos después con Hamza Shibli y se pusieron arriba a los 107 minutos, aún en el primer tiempo extra, con un golazo de Dor Turkeman.
Con ese resultado, sucedió lo increíble. Hubo una jugada en el área brasileña en la que Israel reclamó una mano. El VAR entró en juego, Calderón revisó la acción y concedió penal.
El lanzamiento de Ilay Madmon lo rechazó el portero Kaique y el rebote lo tomó Ran Binyamin, quien tiró a marco desviado, pero fue atropellado por Kaique. Calderón tuvo los pantalones de volver a marcar penal, esta vez sin necesidad de VAR ni nada.
Otra vez, Israel tenía el 4 a 2, pero Ahmad Ibrahim botó el penal de una forma casi displicente. Brasil se fue con todo pero Israel mantuvo la ventaja y Calderón tendrá algo curioso que contar a sus hijos y nietos.