Si usted aprovechó el viernes de pago para ir a tomarse unas birras con los amigos, salir con la pareja, ir a bailar, a comer o al cine, déjeme decir que tomó una muy buena decisión para acabar junio.
Si por otro lado, usted se quedó viendo el bostezo que significó el 0-0 entre Costa Rica y El Salvador, sabe muy bien de qué estamos hablando, una vez más la Tricolor nos castigó la retina.
Esperar buenos partidos de la selección de Suárez es creerle el cuento al novio mentiroso que promete y promete y no cumple, allí es donde se necesita al compa que nos diga “amiga, date cuenta”, pero si uno se hace el sordo, de nada vale.
O tal vez simplemente lo único que falte es esperar que sigan los juegos, que acabe este valle de lágrimas conocido como Copa Oro y cuando regresen al país ya se tomen las decisiones que se tengan que tomar o, al menos, la que la mayoría acá quiere, que es cantarle viajera al cafetero.
Tal vez se pueda clasificar a la segunda ronda, es cierto, el empate contra los salvadoreños deja a ambas selecciones con un punto, en la fecha final del grupo, el martes, los ticos tienen que ganarle a Martinica y con un empate o victoria de Panamá, estaríamos del otro lado.
Ojo que clasificar de segundo lugar es apenas para toparnos con México en cuartos de final, detalle nada menor.
Por más cambios de sistemas, de jugadores, de uniforme o de lo que usted quiera entre partido y partido, lo único que se mantiene es el desorden, la falta de ideas, algo que ya todo mundo ve y que hasta el mismo Bryan Ruiz ya reconoció ahora en su faceta de comentarista.
Contra Panamá, Suárez salió con el bus al meter a ocho jugadores de corte defensivo, entonces al ver la alineación contra la Selecta, uno pensaría que ya absolutamente obligado, el once era pensando en atacar con cinco jugadores de vocación ofensiva de media cancha hacia arriba.
La bronca es que usted puede meter mil delanteros y extremos que sino tiene un orden y un buen pasabola no vale de nada, porque la sensación que hasta comentaban en la transmisión de ESPN es que quien manejaba el duelo eran los cuscatlecos, con mejor criterio de la pecosa.
Las estadísticas de Concacaf dicen que la Sele tiró siete veces en el primer tiempo; sin embargo, solo el tiro de Celso Borges a los 39, un bombazo de fuera del área que el meta Mario González rechazó muy bien a dos manos hacia el lado derecho, fue de verdadero peligro.
A diferencia del partido con los panas, teníamos un toque más la bola, pero no servía de mucho, era tan evidente que no armábamos nada, que Joel Campbell para tocar bola tenía que irse a meter a las bandas o al medio para tocar bola, sino se hubiera muerto de soledad arriba.
Después estaba El Salvador, quien teniendo menos la bola se mostraba con más peligro, por dicha, Kevin Chamorro ha demostrado ser un acierto en el marco y sigue mostrándose muy seguro y conteniendo uno que otro bombazo.
No era solo mejor criterio de juego, sino actitud, la Selecta parecía que se estaba jugando la final del mundo, corriendo todas, apretando las salidas, regresando, marcando, nunca los agarramos mal parados, siempre con un montón de gente metida en el área. Al menos el rival tenía corazón.
Otro que la salvó atrás fue Kendall Waston, quien a los 14 apenas pudo despejar una bola que cruzó casi toda el área cuando cuando Bryan Gil ya había sacado a Chamorro.
El primer tiempo acabó con un susto de aquellos que le mató las amebas a más de uno, luego de una centro al área tras un tiro libre, una bola le rebotó a Juan Pablo Vargas y le quedó a Gil al puro frente del marco que pegó un zapatazo que dejó vibrando el marco de Chamorro al pegarla en el horizontal.
En el segundo tiempo la Sele la pulseó más, hay que decirlo, le metió más intensidad y después de los 60 minutos empezó a asomarse más y más, pero sin la claridad que falta hace meses.
Una hasta entró, Kendall Waston marcó a los 73, en un mano a mano que quedó solo, pero en la repetición se vio que estaba claramente adelantado y anularon la jugada, no lo dejaron ni celebrar.
Joel tuvo una una que tocó sobre el portero, se fue desviada, pero nada más, en puntos como estos, hasta hacer un gol nos parece una misión titánica. Nos hemos ido en cero en cuatro de los últimos cinco partidos disputados.
Ya ni quejarse dan ganas, que termine esto, pero que se tomen las decisiones que el fútbol de Costa Rica necesita.