El nombre de Mercedes Salas es sinónimo de fútbol femenino en Costa Rica, desde hace muchos años trabaja en en este deporte y muchos la señalan como piedra angular del crecimiento tanto en Alajuelense como en general en Tiquicia.
Los títulos de las leonas hablan por si solos de su trabajo, muchos la conocen como “mamá leona” en el cuadro erizo, pero detrás de la figura está una mujer con vocación de madre no solo por los seis hijos a los que dio a luz, sino por los cientos de jugadoras que han pasado por sus manos.
Esa relación con el fútbol ha sido de ganar, ganar, porque a como ella ha dado, también ha recibido y fue este deporte lo que la ayudó a salir del momento más duro de su vida, la muerte de su hijo mayor, José Luis.
Fue un golpe tan fuerte que pensó dejar todo lo que había hecho hasta que se dio cuenta que el fútbol para ella no era un escape, ya era su vida, al igual que lo es su familia, no se imagina sin él.
¿Por qué es que Mercedes Salas se volvió prácticamente la persona más famosa en el fútbol femenino nacional?
Es que mi recorrido en el fútbol femenino ha sido de muchos años, tal vez nunca pensé que fuera algo tan grande como lo es hoy por hoy. Yo empecé con el Comité de Deportes de Heredia junto a don Manrique Quesada y de ahí conocí a don Víctor Alfaro en una eliminatoria de juegos.
Allí estuve cuatro años, metí un equipo a segunda división que luego subió a primera, conocí a don Víctor y me invitó a trabajar al Comité de Deportes de Alajuela (CODEA), empecé a trabajar igual con Juegos Nacionales, metimos un equipo en segunda que se llamaba el Carmen de Alajuela.
Pasé por la Federación como por dos años, se me complicaron las dos cosas y me quedé con el comité en el que estuve por 27 años del que salí del todo ya este año para trabajar a tiempo completo con la Liga y el equipo femenino.
¿De dónde sale su inquietud por el fútbol femenino, involucrarse tanto en un momento que las mujeres lo hacían poco?
Yo me crié con ocho hermanos, la mayor se fue muy joven para Estados Unidos y la otra era la menor, entonces me tocaba andar con los varones, siempre andaba en partidos con ellos, yo me caso y mi esposo es entrenador de ligas menores en Heredia y tuve cuatro varones que también jugaban.
Yo era la aguatera de los equipos de mi esposo, me gustaba mucho, mi hijo mayor, el que falleció, jugaba fútbol sala con la selección nacional, otro era portero en Juegos Nacionales con Heredia y uno jugaba en el alto rendimiento de Heredia, entonces siempre andaba viendo partidos.
Me involucré cuando vi un grupo de chiquitas que no tenían apoyo y me preguntaron que por qué no hacía un equipo de mujeres y ahí fue cuando me empecé a meter en esto en diversos cursos de FIFA que recibí en la Fedefútbol, siempre me ha gustado mucho capacitarme e involucrarme, conocer andar, por eso conozco tanta gente en este ambiente.
¿Cómo es llevar una familia grande como la suya con algo tan demandante como el fútbol?
Un tiempo fue muy complicado, hoy por hoy no tengo problemas porque ya todos mis hijos son casados y tienen vida aparte, pero cuando empecé con CODEA, mi hija menor tenía dos añitos y era difícil cuando me tocó salir del país con la selección. Mi hija mayor y mi esposo se encargaban de ella.
Con el tiempo vi que podía hacer las dos cosas, pero sí hubo momentos difíciles y me perdía de muchas cosas, un cumpleaños, un Día de la Madre, a veces mis hijos me decían que no saliera para hacerme un almuerzo y les tuve que decir que no podía por muchas cosas. Yo salgo de mi casa, pero nunca sé a qué hora llegó, ha sido muy sacrificado, pero muy lindo, es una pasión que muchos no entienden.
¿Cómo fue el accidente de su hijo?
Eso fue hace siete años, él trabajaba en la empresa Durman, se montó a un montacargas y le cayó un material encima y me lo estripó, de hecho que no lo pude reconocer, la caja nos la dieron sellada, estaba muy desfigurado. Se llamaba Luis Eduardo (falleció a los 32 años).
¿El fútbol le ayudó a llevar la muerte de su hijo?
Sino estuviera en fútbol me hubiera tenido que buscar algo, mis hermanas viven en Estados Unidos, no sé qué hubiera pasado, porque son momentos muy difíciles. Yo estaba en un entrenamiento cuando me avisaron que mi hijo murió y tampoco fue que me dijeron, solo que había tenido un accidente y que me fuera, según yo iba para el hospital a verlo.
Esto ha sido como un escape para el dolor, un dolor que a una madre nunca se la va a pasar, es lo más duro que puede haber. Yo trabajaba en ese momento con Codea y recuerdo que dije que ya no trabajaba más y me dieron tiempo de tomar la decisión, pero ya no quería seguir, me ofrecieron una plaza de promotora deportiva para encargarme de la logística de todo y acepté.
En realidad esto no fue un escape, sino una ayuda muy grande para mí, no sé qué haría sino estoy en el fútbol, mi vida sería muy difícil. Puedo estar dos o tres días libres y hacer otras cosas, me encanta tejer, es una de mis manualidades favoritas, pero cuando ya no da más siempre vuelvo al fútbol.
Sino fuera el fútbol me sentiría muy sola, tal vez estaría deprimida, no sé, solo Dios sabe qué pasaría en ese momento, esta es mi vida del día a día, ver jugadoras, motivarlas, traerlas, ir a una final de juegos nacionales a verlas, estar atenta a qué pasó con las muchachas, qué necesitan, qué pasa con ellas.
Usted tuvo seis hijos, pero acá en la Liga le dicen “mamá leona”, son un montón de muchachas que usted trata como sus hijas también
(Se ríe) sí, claro, ellas para mí son pensar en todos los detalles, (se toma una pausa y exhala) Dios me quitó un hijo y me dio montones de hijas porque ellas para mí son eso y más, son mis amigas, he convivido mucho con Viviana (Chinchilla), Mariela (Campos) con Lixy (Rodríguez) María Fernanda Barrantes. En otros equipos tengo jugadoras que me quieren mucho y también me llevó muy bien con ellas, en Saprissa me llevó muy bien Marianne Ugalde y Carolina Venegas, Dios me dio el placer de tener muchas hijas en el fútbol femenino.
¿Se imaginó el cambio de vida que tuvo de tener que hacer rifas y vender comida para sostener los equipos a todo lo que tiene ahora en la Liga?
Yo creo que todo sacrificio y las cosas que uno hace de corazón tienen su recompensa, se vivieron momentos muy duros con un comité de deportes que a las ligas menores les daba todo, pero no a la primera división, entonces había que andar pensando en un montón de cosas para las muchachas y más bien yo ahora las premio a ellas y les digo que todo esto hay que aprovecharlo.
Les recuerdo mucho la época en la que pasamos esos momentos duros, cuando teníamos que pagar y comprarlo todo nosotras, los más viejos decimos ubicarnos. Recordar cuando nos daban una piscina para que la infláramos y comprábamos una maqueta de hielo y se pudieran meter ahí.
No es solo para Mercedes, sino para el fútbol femenino, lo que está viviendo Alajuelense es un gran premio al trabajo de ellas, esto es algo que cualquiera se lo desea, estar como estamos nosotras, como reinas.
¿Cuando usted le tocó la puerta a Fernando Ocampo esta era su visión del proyecto, tener prácticamente lo mismo que los varones?
Sí, era mi ilusión y desde la primera vez que hablé con él me dijo que si queríamos cobráramos algo en los partidos para que les den los pases a las chiquillas para irse. Luego era, ‘Meche, que les van a dar uniformes’, ‘que tome dos uniformes nuevos para la final’. Desde que llegamos en el 2019 aún sabiendo que el equipo era de Codea, siempre tuvimos un gran apoyo de todos y conforme pasa el tiempo es más, ojalá que todos los equipos imiten el trabajo, a veces yo sé que cuesta y dicen que solo es porque fulano tiene plata, pero hay que intentarlo, cuando se unen fuerzas se logra.