Johan Valverde, vecino de La Guácima de Alajuela, logró comprar su carro, un Honda Civic de 1984, luego de una especie de broma que le hizo un mecánico, pero esta resultó tan en serio que ahora el auto es su compañero ideal.
Johan había ahorrado para comprarse el vehículo de sus sueños, un Hyunday Elantra o Excel, y se puso a buscarlo, pero finalmente el Civic apareció en el camino y lo terminó enamorando.
“Tenía presupuestado comprar un Hyundai Elantra o Excel. Se los llevé al que fue el dueño del Civic, Adrián, conocido como el Loco, quien es mecánico, para que los revisara”.
Valverde le llevó varios carros ese día para que el hombre los viera y le diera el visto bueno, pero siempre tenían algo: “No se embarque”, le decía.
“En un momento fuimos a probar uno. Íbamos en este (en el Civic), y en el vacilón le dije: ‘¿Usted vende el carro?, en ese momento saqué la plata”. Lo comentó a manera de broma, pero el Loco le dijo que sí.
Al final terminaron negociando el auto en San Rafael de Oreamuno. En ese momento, Johan vivía en Quircot de Cartago.
Así fue como inesperadamente, Valverde se hizo del Honda, tras llevarle como siete carros para que los revisara.
“Tiene cuatro años conmigo. Era de color vino y ahora le cambié el color (verde agua). Empecé a modificarlo estéticamente, algo que me gusta mucho. Le puse el nombre ‘Toxic Style’. Luego de ponerle el nombre le puse las calcomanías y empecé a meterle amor”, comentó Valverde.
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“Cuando lo probamos, la aguja de temperatura ni chistó. Sabía que estaba comprando un buen carro” añadió.
“Solo tuve que montarle lo que fue el cabezote. Estoy totalmente enamorado del carro. No me ha dejado botado. Donde voy llama la atención. Los tengo en el club ‘Anónimos Style Club’, donde van ellos, voy yo, y cuando está estacionado llama mucho la atención”, comentó.
Dice que lo que le encanta es llegar a un evento y ver a la gente sacándose fotos y oírlos decir que está muy bonito.
“Eso es lo más gratificante de todo esto. Día a día me dedico a mi carro”, explicó.
El chuzo ha ido a lugares como Buenos Aires de Puntarenas y nunca lo ha dejado botado.
“Lo que he modificado mucho es el audio, le tengo radio con pantalla y, en la planta baja, luces led. Lo demás todo es original. El motor está intacto, original. No se le ha tocado nada”.
“No se vende a pesar de que le han salido novios. El carro tiene valor sentimental por lo que ha durado comingo. Se queda conmigo. Él está en la cochera, solo lo saco para mandados y para exhibiciones, solo así sale él. Tengo una moto de uso diario”, añadió.
Valverde dice que lo ha apretado hasta a 140 kilómetros por hora, pero no le gusta correr. “A mí me gusta lo estético, estacionarlo y que lo vean”, comentó.