Al compás de la letra de “Viva Saprissa” y en medio de los rugidos y la emoción de la Cueva llena, es que don Marcos Alfaro, más conocido como Koya, se vestía como el Monstruo y con sus bailes se echaba a todos en la bolsa y calentaba el ambiente antes de las mejengas.
Igual que como dice la letra de esa pieza, que es prácticamente un himno morado y que bailó desde 1987 hasta 1997, cuando se ponía ese traje lo veíamos “marcando goles increíbles”, compartiendo “con los mejores jugadores” y “coleccionando campeonatos”, pero sobre todo regalando sonrisas y momentos especiales a pequeños y grandes.
Este jueves, a raíz de una meningitis, este morado de corazón falleció, pero el legado que dejó como la primera persona en vestir ese traje quedará para la historia del club tibaseño.
Este Monstruo irradiaba felicidad y era capaz de que los más serios y los más grandes disfrutaran como niños, opinan algunos de sus excompañeros.
También entrenaba
¿Qué hacía tan especial a ese personaje? Sin duda la persona que tenía por dentro, que era el alma del personaje y siempre estaba atento a recibir consejos, sugerencias e ideas de parte de sus compañeros.
Róger Flores, quien era capitán del Saprissa por aquellos años, recuerda con una sonrisa cuando Koya se ponía hasta a imitar las celebraciones de los jugadores en la cancha, como la famosa avioneta de Enrique Díaz.
“Todo lo que hacía él, el show y la manera en que salía a la cancha, nos ayudaba mucho con la gente para que entrara en calor, era fabuloso. El día que debutó fue un bullón inmenso, fueron momentos muy gratos, lo apoyábamos mucho en todo lo que hacía.
“Antes de salir, él siempre nos preguntaba qué queríamos que hiciera, si bailaba, si se tiraba y se acostaba como celebrando un gol. Nos pedía tips y cosas para hacer en la cancha y ya después él se soltó y hacía su show”, recordó ‘il Capitano’.
En las celebraciones de campeonatos, clásicos o momentos especiales, Flores nos contó que el hombre nunca faltaba.
“Lo vacilábamos entre semana porque al igual que nosotros entrenábamos, él se ponía a practicar cosas para hacerlas el día del jugo, más si era un clásico. Era muy muy morado, demasiado, quería al club muchísimo”, detalló.
Una mascota distinta
Para don Manuel Muñoz Alemán, periodista quien dio a conocer mediante su perfil de Facebook la noticia, el estilo de Marco fue el que empezó a cambiar la forma en que se comportan las mascotas de los equipos.
“Él no salía solo caminando y saludando a la gente, como las demás mascotas, sino que le metíamos música para que bailara, se acercara a las graderías para saludar a los niños y aficionados, hubo mejor interacción entre el Monstruo y la gente.
“Recuerdo que cuando entré a trabajar a Saprissa en 1990, le dije que teníamos que mantener incógnito su personaje para mantener esa magia, es como decir la Navidad y San Nicolás para los niños, hacer pensar que aquel personaje era real y así lo mantuvimos por muchos años”, dijo.
Alemán, además, recordó la calidad humana de la persona, lo que le permitió quedarse en el personaje y tener tanta química con todos.
“No solo yo, sino que todos en el equipo aportaban ideas a la mascota, que él tomaba de muy buena gana, con muy buena disposición. Hasta tuvimos la oportunidad de llevarlo a escuelas, eventos, fiestas de cumpleaños, su interacción iba más allá de la cancha”, destacó.
Luego que Marco renunció a ser el Monstruo por temas personales, el personaje le quedó a Víctor Barahona, quien hoy es que le da vida al personaje, pero el legado de Koya, con quien nació la icónica mascota es imborrable, inolvidable.