Hace doce años Kenneth Tencio era un chamaco de 14 primaveras que trabajaba en la carnicería El Capitolio, en el centro de Cartago, con el sueño de volar con su bicicleta lo más alto posible.
Sus vuelos llegaron la noche de este sábado tan alto como siempre soñó. En las pistas de Tokio, Pollis se transformó y llenó de orgullo a un país que aplaude su hazaña olímpica al quedar cuarto en la prueba del BMX freestyle olímpico.
Pollis rozó la medalla, con un puntaje de 90.50 quedó a solo 0.30 del británico Declan Brooks, que se llevó el bronce con 90.80. Igual para toda Tiquicia es un campeón que nos elevó con él.
El oro se lo llevó el australiano Logan Martín (93.30) y la plata el venezolano Daniel Dhers (92.05).
El brumoso voló tan alto como la bandera costarricense que ondeó en la competencia, acelerando el corazón de un pueblo que vibraba con cada giro y truco que hacía en el aire. Dejándonos con los nervios al límite.
El muchacho, de 27 años, prometió darlo todo por sus colores y así lo hizo, no se quedó con nada y lo demostró en los dos heats en los que compitió, en los que tenía que lucirse para ganarle a otros monstruos de esta disciplina de países como Estados Unidos, Australia, Francia, Japón y Venezuela.
Pollis tenía su plan muy clarito, este viernes salió en una misión de reconocimiento, de tantear el terreno por eso no se presionó mucho a tirar toda la carne al asador, por lo que promedió un puntaje de 79.6. El objetivo ese día era otro, obtener todo el conocimiento posible para la hora de la verdad.
El vecino de Jacó y originario de Guadalupe de Cartago se mandó a pista en la cuarta posición, a las 8:29 p. m., prácticamente a la mitad de la competencia y, ahora sí, se mandó bravo, sin miedo al éxito.
Su primer heat fue muy limpio y conforme fueron pasando los segundos fue tomando mucha confianza, se vio sólido, tranquilo, muy seguro para conseguir un 84.20 de puntuación.
En la primera ronda, el nacional acabó en la cuarta posición, arañando la medalla, detrás de los riders de Australia, Gran Bretaña y Venezuela, los únicos de los nueve en competencia que acabaron sin broncas ese primer “round”.
A las 8:53 p. m. salió el hombre por segunda vez y aquello era una montaña rusa de emociones al verlo volar de un lado para el otro, como si la gravedad no existiera, retándose a sí mismo en cada truco, cada uno mejor que el anterior, en un minuto memorable para la posteridad.
Cuando terminó su ronda, Kenneth dejó la cleta a un lado, se inclinó y elevó sus brazos al cielo agradeciendo la oportunidad de lucirse en el máximo escenario mundial.
Pollis terminó su segunda ronda con una calificación de 90.50, lo que lo metía, de momento, en el tercer lugar a falta de cuatro competidores, lo que nos tuvo orando para que nadie lo superara, aunque al final lo logró el venezolano Dhers y lo mandó al cuarto puesto.
Mucho esfuerzo
Kenneth no luce como el atleta olímpico típíco, porque el BMX freestyle no es un deporte tradicional, la gran mayoría apenas venimos aprendiendo de este deporte gracias a este muchacho delgado y de sonrisa fácil.
Hace solo algunos años, antes de que se volviera uno de los mejores del mundo en su disciplina, algunos hasta pensaban que verlo con la bici todo el día era “una vagabundería”, al no ver más allá de los sueños que el estaba construyendo. Ojalá todas las vagabunderías nos llenaran así de orgullo.
Pollis tuvo que bretear duro para poder comprar piezas para su cleta, al mismo tiempo que asistía al colegio San Luis Gonzaga y luego ser extraordinariamente disciplinado en el deporte para llegar lo más alto posible.
A los Olímpicos llegaron solo los nueve mejores del mundo por su posición en el ranking, nuestro Pollis se va siendo el cuarto mejor y aunque no se subió al podio, su participación le sabe a los ticos igual que una medalla. Gracias, Pollis.