La jugadora de Saprissa Katherine Alvarado tuvo que hacerle frente a un nuevo rival, pero esta vez fuera de la cancha, el covid-19.
Alvarado fue una de las ocho jugadoras moradas que se contagió recientemente del virus en el equipo tibaseño y a pesar de que la enfermedad la trató relativamente bien, se asustó mucho cuando sintió un dolor muy fuerte en el pecho mientras hacía series.
La goleadora del Sapri en el presente torneo con 9 tantos se enteró que se contagió el pasado martes 27 de abril, luego del testeo que se hizo a todo el plantel. Ella finalizó su período de aislamiento el miércoles 5 de mayo.
La mediocampista le contó a La Teja cuáles síntomas tuvo e hizo un llamado a la prevención.
Pocos síntomas
La jugadora reconoció que ahora está con toda la pata y solamente tuvo un dolor en la espalda y la apretazón en el pecho.
“A nosotras nos hicieron la prueba el martes 27 por la mañana, porque hubo dos miembros del cuerpo técnico que se contagiaron. En ese momento no tenía síntomas, me sentía bien y esa noche nos enviaron el resultado.
“El personal médico le notificó al cuerpo técnico y ellos nos lo comunicaron a las jugadoras contagiadas. Jamás me imaginé que lo tenía porque me sentía superbién, así que cuando me dijeron que era una de las positivas me asusté mucho”, relató.
La 10 morada contó que hubo algo que la llenó de tranquilidad y fue el hecho de que vive sola en un apartamento en Tibás, pues sabía que así no podría contagiar a ningún ser querido.
“El miércoles en la mañana llamé a mi mamá y en la videollamada quería que viera que estaba bien. Al final, le dije que tenía que contarle algo y creo que verme bien la tranquilizó mucho. Hablábamos dos veces por día, para que ella, mi papá y mis hermanos estuvieran tranquilos”, afirmó.
Los síntomas del virus aparecieron el jueves 29 de abril, cuando sintió un fuerte dolor en la espalda.
“Por dicha no perdí el gusto ni el olfato, pero ese día no me quería levantar de la cama. A los dos días se me había aliviado el dolor, en realidad me sentía bien, por lo que el sábado me puse a hacer series.
“Tengo una bola en el apartamento y pensé hacer series porque quería hacer algo diferente. Sentía mi cuerpo diferente, me cansé, decidí parar y al rato comencé a sentir un dolor en el pecho. Me asusté, sabía que mi cuerpo no estaba bien”, comentó.
Katherine no tenía problemas para comer y se alimentó con normalidad. Aprovechó el tiempo para lavar sábanas, hacer limpieza profunda y desinfectar el apartamento.
Además, veía series y pasaba en constante comunicación con su familia y compañeras de equipo. Ella y las otras jugadoras contagiadas hicieron un grupo en WhatsApp, donde se pasaban mensajeando para saber cómo se encontraban.
“Por dicha en el apartamento tenía de todo, pero un día necesitaba unas cosas y una amiga me las dejó afuera. Siempre traté de comer de forma saludable, para no descuidar mi condición y ahorita no estoy haciendo ninguna clase de actividad física, prefiero esperar unos días”, añadió.
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“Es algo serio”
Katherine cree que tuvo síntomas leves gracias a su actividad como deportista.
“Mi mamá me decía que gracias al deporte me fue bien con el virus y creo que es cierto, porque trato de cuidarme y alimentarme bien. A mis compañeras también les fue bien con los síntomas, pero sé que hay personas que no han corrido con la misma suerte.
“Pero si algo tengo claro, es que el cuerpo se comportó diferente a diferencia de un resfrío común. No puedo explicarle el dolor, nunca me llegó a doler la cabeza, pero sabía que algo no estaba bien, sentía una pesadez que no era normal y comprobé que el virus es fuerte, serio”, expresó.
El preparador físico del equipo hizo un plan para que las jugadoras hagan trabajo en sus casas, aunque las jugadoras contagiadas tienen un plan diferente.
“El lunes nos harán un par de pruebas, para ver cómo estamos y si hay alguna afectación. No puedo saber si estoy al cien por ciento porque estoy descansando”, destacó.
La futbolista le pidió a la gente que se quede en casa y que respeten las medidas sanitarias.
“Esto es serio y me dejó como enseñanza el valorar el día a día, que me puedo levantar, abrir los ojos y que puedo respirar sin sentir dolor, recibir el sol cuando entreno,. Tener salud en estos tiempos tan difíciles es una bendición.
“He tenido familiares que también se contagiaron, pero afortunadamente no tuvieron que ser hospitalizados. Los jóvenes andábamos creyendo que no nos va a dar, pero esto no es una simple gripe, así que los invito a cuidarnos por nosotros mismos, por nuestras familias y nuestra población de riesgo”, finalizó.