Julio César Chávez es uno de los boxeadores más importantes en la historia del boxeo mexicano y su figura no solo trascendió entre la gente relacionada con este deporte, sino que llegó a establecer amistades con gente del narcotráfico como Joaquín “Chapo” Guzmán o Ismael “Mayo" Zambada.
“Conozco al Mayo y al Chapo Guzmán en persona. Conozco a todos (los narcotraficantes). Toda mi vida la he hecho en Culiacán, Sinaloa, y de ahí han salido los narcotraficantes más buscados del mundo, pero también salió el mejor peleador mexicano de todos los tiempos”, son declaraciones recurrente que el gran campeón mexicano da cuando lo cuestionan acerca de este tema.
Para Chávez, establecer una relación con la gente de ese mundo nunca fue un problema, pues él sabía que su objetivo era conocerlo, entablar una conversación con su máximo ídolo, tomarse una fotografía con el referente mexicano del deporte de los puños a nivel mundial.
“Imagina que llegan a casa varios sujetos en tres camionetas y me dicen: ‘Oye, Julio, te quiere conocer el patrón, ¿vas o te llevamos?’”, ejemplificó en entrevista con Imagen Televisión.
“Pero una cosa es que los conozca y otra es que yo tenga relación de negocios con ellos”, aclara cada vez que habla sobre eso: “Nunca estuve involucrado con el narcotráfico, porque nunca tuve necesidad”, comentó el expúgil que llegó a ganar grandes sumas de dinero por sus peleas.
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En el contexto de la presentación de la serie de televisión inspirada en su vida, a César le preguntaron sobre su relación con capos como Amado Carrillo Fuentes, “El señor de los cielos” y Juan José Esparragoza, “El azul”, lo cual, él mismo volvió a confirmar.
“Sí fui amigo de ellos, pero no estaba metido en el narcotráfico. Vivía en Sinaloa, y ahí lo conoces todo, pero jamás tuve la necesidad de lavar dinero para ellos, ni ellos me lo pidieron”, respondió el ídolo sin tapujos ni preocupaciones.
La presencia de las figuras del narcotráfico fue constante en la carrera del deportista. El 20 de febrero de 1993, relatan que Julio César Chávez y su hermano Rafael en el libro La verdadera historia, quien presuntamente era Francisco Arellano Félix acompañó “al Gran campeón” en su camino hacia el ring en el Estadio Azteca, a pesar de ser uno de los capos más buscados en aquel momento.
“Pancho ya tenía problemas con la justicia y venía en la bola con nosotros, vestido de etiqueta y con una peluca; no le importó ser visto en televisión a nivel mundial al lado del campeón. Del vestidor al túnel recorrimos aproximadamente diez minutos caminando”, se puede leer en la publicación.
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Varios meses después de ese combate, en diciembre del mismo año, Arellano Félix fue arrestado en Tijuana y sentenciado a 10 años de prisión. Al salir, intentó realizar su vida alejado del narcotráfico en Los Cabos; sin embargo, fue asesinado durante su fiesta de cumpleaños en 2013, por un persona disfrazada de payaso.