Desde que el jugador Luis Díaz fichó con el Columbus Crew de la MLS, él se convirtió en el principal soporte económico de su familia y especialmente de su mamá, doña Milagro Díaz.
La vida del nicoyano cambió radicalmente en julio del 2019, cuando el nicoyano, de 22 años, firmó con el club gringo y empezó a recibir más chochosca por lo que decidió apoyar económicamente a sus seres queridos, para que tengan una vida mejor.
Doña Milagro contó que Luis prácticamente se hace cargo de todos los gastos del hogar, en el que viven sus hermanos y sus abuelos.
“En la casa vivo con mis hijos Moisés, Génesis y María José y con mi papás Mario Díaz y mi mamá Freddy (ese es su nombre) Espinoza. En marzo botamos la casa en la que Luis se crio, que era una casita de una planta y de madera, que ya estaba muy malita.
“Con Luis llegó la bendición de mejorar la casa, porque por años estuvimos buscando un bono de vivienda, pero no lo conseguimos. Él es nuestra mano derecha, todos los meses nos pasa platita y, además, nos da plata para comprarles medicamentos a los abuelos y para llevar a mi mamá a las citas en San José”, manifestó doña Milagro, vecina del barrio Guadalupe de Nicoya.
Doña Milli, como le dicen de cariño a la mamá del volante, dice que a su hijo no le duele ayudarles, porque sabe que lo hace por la familia y porque él prometió darles todo lo que pudiera a sus abuelitos.
“Mis papás se hicieron cargo de Luis desde los dos años porque me tuve que ir a trabajar a Barra del Colorado y todo lo que se le inculcó de pequeño se ve reflejado en el muchacho que es hoy. Me siento orgullosa y feliz porque su anhelo era ser futbolista y poco a poco los sueños se le van haciendo realidad” agregó.
Además de ser titular en el equipo estadounidense, Díaz fue convocado para participar en el preolímpico de Concacaf que se jugó en marzo de este año, en el que fue el capitán de la Tricolor y también fue convocado para la Copa Oro, en la que debutó el lunes anterior ante Guadalupe.
Extraña su compañía
Doña Milagro, quien es maestra en la escuela Omar Dengo, en Santa Ana de Nicoya, manifestó que extraña mucho a su hijo, aunque se comunica con él casi todos los días. Además reconoció que se siente feliz de verlo salir adelante.
“Extraño su compañía, las travesuras, porque con nosotros es muy bromista, sobre todo con su hermano Moisés.
“Yo soy de las mamás que piensan que los hijos son prestados y aunque me haga falta, sé que es lo mejor para él. Mi mamá sí se ha deprimido más porque está lejos, pero poco a poco va asimilando que está en Estados Unidos”, añadió.
LEA MÁS: Ante tanto desmadre, presidente de la Comisión Médica de la Fedefutbol renunció
Para ella, la clave del éxito de Luigi, como le dicen de cariño, es el empeño que le ha puesto desde que comenzó su carrera.
“Siempre fue mejenguero, se me escapaba para ir a jugar bola, lo castigaba porque se me salía por la ventana o a veces decía que tenía que ir a hacer tareas y ya sabía uno que iba a jugar.
“Lo he visto esforzarse, luchar, la perseverancia que ha tenido para seguir, a pesar de la adversidad, aunque también el apoyo de sus compañeros de equipo y del cuerpo técnico ha sido clave”, dijo.
En modo Luis
Cuando Luis va a jugar con el Columbus, la familia se prepara para no perder detalle de lo que haga el muchacho.
Ya sea desde una aplicación que tienen en el celu, o viendo ESPN, en el hogar de los Díaz se ponen la chema del club gringo y se alistan para apoyar a la distancia al guanacasteco.
“Yo me pongo nerviosa, me estreso un poco y cuando hace asistencias o goles, en la casa nos volvemos locos. Todos somos futboleros, inclusive mi papá es bien fiebre y no hay partido de Luis que no veamos.
“Nos sentimos orgullosos de que sea convocado a la selección, ver que ese sueño de niño se está haciendo realidad. En el barrio los vecinos le envían buenos deseos, lo viven etiquetando en sus redes sociales, porque muchos se criaron con él”, afirmó.
Doña Milagro también habló de lo que recientemente pasó con Luis antes de la Copa Oro, en donde inicialmente se reportó lesionado y luego apareció jugando con el club.
“Él se lesionó de la rodilla derecha y tuvo que llevar una terapia de cuatro a seis semanas. Dos semanas antes de terminar el tratamiento le dijeron que podía jugar, porque estaba mejorando, por eso le dieron chance.
“Él quería jugar, en el equipo enviaron el reporte y si era convocado era decisión de la federación. Él estaba muy ansioso, porque me decía que quería dar lo mejor, defender los colores de la selección y al final por dicha se pudo aclarar todo”, dijo.