El exvicepresidente de la FIFA y expresidente de la Concacaf, Jack Warner, acusado de robar millones a ambas organizaciones, deberá pagar $79 millones (¢46,294 millones) más intereses en daños y perjuicios a esta última organización, según ordenó un juez federal de Nueva York.
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El juez de la corte de Brooklyn William Kuntz emitió su fallo este martes por incomparecencia del demandado, ya que Warner no enfrentó una demanda civil de 2017 presentada por la Confederación de Fútbol de América del Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf), que asegura que cometió “actos injustos, fraudulentos e ilegales".
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La demanda acusa a Warner y a Chuck Blazer, un alto jerarca estadounidense de la FIFA y la Concacaf fallecido en 2017, de aceptar sobornos y regalos de empresas deportivas a cambio de otorgar contratos de televisión y marketing de partidos y torneos de fútbol.
También les acusa de aceptar pagos “para su enriquecimiento personal” a cambio del voto de la Concacaf para elegir a Sudáfrica como sede de la Copa del Mundo de 2010.
“No puede haber dudas de que Warner y Blazer victimizaron a la Concacaf, robándole y defraudándola en decenas de millones de dólares en atrevidos actos de corrupción para su propio beneficio personal a expensas de toda la región Concacaf", según la demanda.
Un abogado de Concacaf indicó que la organización intentará tomar bienes de Warner para recuperar el dinero perdido.
Warner, de 76 años, es uno de los pocos de los 42 acusados en el marco del gigantesco escándalo de corrupción conocido como “FIFAGate" que está libre y no ha sido juzgado.
Por el “FIFAGATE" , Eduardo Li, expresidente tico de la Fedefútbol, también fue juzgado y desde noviembre pasado y está en libertad supervisada por dos años, después de estar más de cuatro en arresto domiciliario en suelo gringo.
A Li ,la FIFA lo suspendió de "por vida de toda actividad relacionada con el fútbol (administrativa, deportiva o de cualquier otro tipo) a nivel nacional e internacional”.
El expresidente tico fue acusado por 14 cargos, pero aceptó ser culpable de tres: conspiración de crimen organizado, participación en un esquema de fraude electrónico y conspiración en fraude electrónico.
En el lado de Warner, el gobierno estadounidense le acusó en mayo de 2015 de ocho delitos de asociación para delinquir, transferencia ilegal y lavado de dinero, entre otros.
Él no hizo nada
Warner, presidente de la Concacaf de 1990 a 2011, exministro de Seguridad y exlegislador de su país natal, Trinidad y Tobago, donde reside en libertad tras pagar una fianza, asegura ser inocente.
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El Comité de Ética de la FIFA le prohibió en 2015 ejercer cualquier cargo en el fútbol nacional o internacional de por vida, y Estados Unidos busca extraditarlo para juzgarlo en Nueva York.
En junio, el tribunal de apelaciones de Trinidad y Tobago rechazó la impugnación de Warner contra el pedido de extradición.
Warner tiene ahora la intención de llevar el caso ante el Consejo Privado Británico, última instancia de apelaciones de la excolonia británica, algo que llevaría varios meses.
Sus hijos Daryll y Daryan Warner, también acusados en el marco del “FIFAGate”, se declararon culpables en 2013 y aguardan sentencia en Estados Unidos, tras pagar una fianza que les dio la libertad.
Los herederos de Blazer acordaron pagar este año $20 millones, es decir, ¢11,720 millones a la Concacaf para saldar la demanda civil, pero la prioridad la tendrá el fisco estadounidense.