El fútbol de los Juegos Olímpicos ha pasado de escándalo en escándalo y este viernes sorprendió con el despido inmediato de la entrenadora de Canadá, apenas en la previa antes de enfrentar a Nueva Zelanda.
Resulta que se descubrió que el equipo norteamericano usó drones para espiar el entrenamiento de las oceánicas, algo claramente prohibido y muy poco ético durante la competencia.
Tras descubrirse la situación, se decidió separar de su cargo a la entrenadora Bev Priestman, Jasmine Mander (asistente del equipo) y Joseph Lombardi (analista de video), como responsables de la decisión.
La entrenadora adujo que ella no sabía nada del tema y le tiró la responsabilidad al analista de video, pero a lo interno del cuadro de Canadá consideraron que todos eran responsables y los mandaron para la casa de manera inmediata.
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En su lugar se quedó uno de sus asistentes técnicos, Andy Spence, de los pocos del cuerpo técnico que salieron bien librados de la bronca.
Este hecho se suma a la polémica que se dio con el VAR en el fútbol masculino, en la primera jornada entre Argentina y Marruecos.