Hace apenas 10 años, en la escuela Rodolfo Herzog Müller, ubicada en La Suiza de Turrialba, había un chiquillo risueño, que sobresalía por su estatura y porque a tan corta edad ya trabajaba en su sueño: ser futbolista.

Ese niño se llama Daniel Chacón Salas y hoy es uno de los 26 futbolistas que representarán a Costa Rica en el Mundial de Qatar, que inicia el 20 de noviembre y en medio de este momento de alegría, una de las personas que lo acompaña desde su niñez le contó a La Teja cómo era ese pequeño que no podía ver un balón porque caía rendido.

Doña Lorena Jiménez fue maestra de Dani - como le llaman de cariño - en quinto y sexto grado y al día de hoy tiene una linda relación con el defensor y su familia.

La niña Lorena está más que orgullosa del jugador de 21 años y recordó distintos momentos de su etapa escolar.

“Tenía el pasaporte vencido, pero ya lo renové para irlo a visitar a Estados Unidos, para cuando juegue con su nuevo club (Colorado Rapids)”.

—  Lorena Jiménez, maestra de Daniel Chacón.

“Daniel salió de la generación 2013 y la verdad es que no me puedo quejar, porque todos eran muy buenos alumnos. Él resaltaba por su tamaño, siempre ha sido muy alto, era muy delgado y recuerdo que nunca se quedaba quieto, siempre se pasaba moviendo en la silla, pero cuando veía una bola, lo perdíamos.

“Eso era impresionante, si él estaba en el aula y veía un chiquillo con la bola se quedaba ido y había que llamarlo para que volviera al planeta aula. Cuando salía al recreo se iba para el gimnasio, porque se juntaba con varios chiquitos para jugar y estuvo en la selección de la escuela, también jugó futsal”, recordó.

“Era muy carga”

La docente, que se pensionó el año pasado, afirmó que a Daniel se le veían condiciones desde pequeño.

“Siempre le decía que era muy carga y le decía ‘usted se lo baila a uno en un ladrillo y uno ni se da cuenta’, lo pasaba vacilando con eso y él me decía ‘ay niña, en serio’ y es que los chiquillos ni se daban cuenta cuando él les quitaba la bola. Mi papá, Froylán Jiménez, fue jugador del Cartaginés y algo sé de fútbol, porque además me gusta y siempre veía en él condiciones.

“Cuando llegó a sexto ya uno les decía que debían estudiar, tener ese boleto para el futuro, pero él lo tenía claro, él nos decía ‘yo quiero jugar’ y eso se le notaba hasta en los poros y yo feliz porque poco a poco lo vi jugar en el equipo en el que estuvo mi papá”, afirmó.

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Al entrar al colegio, Daniel no perdió contacto con la niña. Él pasaba a su casa, le enseñaba sus cuadernos y ella seguía de cerca cómo el abuelo del jugador, don José Octavio, lo llevaba a entrenar con el Cartaginés.

Ahora que es todo un muchacho, la educadora recordó una canción que usaron en la despedida de los sextos grados y que fue parte del crecimiento del hoy mundialista.

“En la despedida les pusimos la canción ‘Creeré' de Tercer Cielo y uno se alegra de ver que las cosas que uno les decía a sus alumnos les quedaron y ellos mismos nos lo recuerdan. Él me decía que recordaba el mensaje de esa canción y que así ha sido su vida, luchando para salir adelante”, destacó.

Embajador

Daniel fue creciendo hasta que se convirtió en jugador del primer equipo del Cartaginés y con su trabajo, poco a poco alimentaba su sueño de convertirse en seleccionado.

En el 2017 lo convocaron para jugar con la Sele en la categoría sub-17 y fue al Mundial de esa categoría que se jugó en India, en ese año. Pero él quería más y su más grande deseo era vestir la camisa de la Selección Mayor.

“Cuando fue escogido para la Selección juvenil en todo lado se hablaba de él, en el bar, a la salida de la iglesia y la gente estaba muy orgullosa, porque es nuestro muchacho, es un exalumno de La Suiza, representa a todos los turrialbeños”; comentó orgullosa su maestra.

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Hace poco Daniel visitó a su maestra y le dijo que tenía la ilusión de ser llamado para la Copa del Mundo.

“Él vino con la mamá (Carolina Salas) y me dijo que tenía la esperanza de ser llamado y yo le creía, porque doy fe del trabajo que habían hecho en su familia, lo que ha hecho él para salir adelante.

“‘Niña estoy preparándome porque voy a ir a Qatar, usted me va a a ver allá', eso es lo que él me decía y yo le dije que Dios lo iba a recompensar por su trabajo, por sus habilidades deportivas y su forma de ser”, dijo la docente con la voz cortada y derramando lágrimas de orgullo por su estudiante.

El 3 de noviembre cuando se dio a conocer la lista final de convocados, doña Lorena estaba en su casa.

“Ese día ponía todos los canales, veía la lista en el teléfono y cuando uno ve la lista no hay nada más qué decir. Fue una contentera, lloramos tamaño rato, gritaba y corría por toda la casa, es tan grande, tan inmenso ver coronados los sueños de sus exalumnos, de sus familias.

“A través de su mamá le mandé un mensaje, porque sabía que estaba concentrado y hace dos semanas vino a visitarme para despedirse y acá es todo un embajador, todos nos sentimos orgullosos, porque es el primer turrialbeño que irá al Mundial”, manifestó.

El jugador visitó a su maestra de sorpresa, fue un momento muy emotivo.

“Me apretó en su pecho, como lo hacía yo cuando era mi estudiante y me sentí muy emocionada porque vino a verme antes de concentrarse de nuevo con la Selección.

“En la escuela nos estamos organizando, esperando que dejen a los docentes y estudiantes ver los partidos y queremos verlos en una pantalla que tienen en el gimnasio, porque es una figura en la comunidad, a él se he han hecho homenajes, por ser un digno representante de la zona”, recalcó.