El exportero y actual secretario técnico del Deportivo Saprissa, José Francisco Porras, cambió los guantes por unas alas de ángel, pues logró que un niño de nueve años cumpliera uno de sus sueños.
Porritas consiguió que Thiago Rodríguez pudiera conocer a su ídolo, el defensor morado Kendall Waston y a los demás jugadores del cuadro saprissista, el pasado 5 de abril.
Sócrates Rodríguez, el orgulloso papá de este chiquito, que cursa el tercer grado de escuela, conversó con La Teja y recordó este momento tan especial que vivió su pequeño.
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“Desde que era pequeño le inculqué este amor por los colores morado y blanco, lo he llevado al estadio, pero desde hace dos años se ha vuelto más fiebre.
“Él me decía que quería conocer a Kendall, es su ídolo, pero yo pensaba que sería imposible y gracias a Porritas lo logramos. La verdad no tengo palabras, ver la felicidad de mi hijo es algo que no puedo describir”, contó el feliz tata.
Sin miedo al éxito
Sócrates trabaja en el departamento de facturación de Cicadex, que se ubica en los alrededores del estadio Saprissa, en Tibás, y 15 días antes de la Semana Santa llegó Porritas al negocio, momento en el que se animó a contarle sobre el deseo de su niño.
“Thiago y yo hemos ido al estadio, pero él quería algo más, conocer a Kendall en persona y tener contacto con los jugadores.
“Cuando vi a Porras se lo dije, pero sabía que podía ser complicado, porque así como Thiago quiere conocer a su ídolo habrá decenas de niños con el mismo deseo, pero aproveché y no imaginé que me podría ayudar”, dijo.
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Este enamorado papá le contó a José Francisco una anécdota que le ocurrió cuando Thiago estaba haciendo el álbum del Mundial de Qatar y encontró la postalita de Waston, lo que provocó que el niño se emocionara más de la cuenta.
Al exarquero del Monstruo se le conoce por su don de gente y ese día no fue la excepción, se portó puras tejas.
“Cuando le dije que mi hijo quería conocer a los jugadores me dijo: ‘en Saprissa siempre se le busca cumplirle sueños a los niños. A veces entrenamos en el estadio, pero es complicado”, comentó.
9 años tiene Thiago.
Porras le dio el número de teléfono a Sócrates y este papá le escribió el lunes santo, sin miedo al éxito, a ver si tenía éxito.
“Estaba de vacaciones y Thiago no tenía clases debido a la Semana Santa y Porritas me escribió: me dijo ‘lo más posible es que entrenemos en el estadio el miércoles, yo le confirmo el martes en la noche’.
“Al día siguiente le volví a escribir y me dijo que llegara el miércoles a las 10:30 a.m., y ahí estábamos, pero yo no le dije nada a mi hijo, era una sorpresa”, afirmó.
Llegó el día
Ese día, Sócrates le pidió a Thiago que se pusiera la camisa del campeón nacional, pues tenían que hacer un mandado en el trabajo de su papá.
“Me lo llevé caminando y como el trabajo estaba cerrado le dije que fuéramos al estadio a ver unas cosas, estaba por el lado oeste. Conversé con el guarda y al ratito llegó José Francisco y me dijo dónde podíamos quedarnos para ver a los jugadores, pues el entrenamiento era a puerta cerrada.
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“En el momento en que dijo eso, Thiago se dio cuenta de la sorpresa y se puso a llorar. Porritas me preguntó qué le pasó y le comenté que lo llevé al estadio de sorpresa”, manifestó.
Al rato comenzaron a salir los jugadores y uno por uno saludaron al pequeño, pero faltaba el más importante para Thiago: Kendall.
La Torre ya sabía que este niño iría a la Cueva y cuando iba saliendo del estuche, en compañía de su hijo Keyssac, vio a Thiago y lo saludó. Le dijo: “Hola Thiago, aquí estoy papi”.
“Él corrió y abrazó a Kendall y se quedaron conversando más de diez minutos. Thiago no aguantó la emoción, se puso a llorar y el jugador muy amablemente le preguntó por qué se puso así y mi hijo le dijo que lloraba porque era su ídolo y Waston lo volvió a abrazar.
“Ambos se quedaron conversando de fútbol y otras cosas. Mi hijo le dijo que le gustó mucho el clásico pasado, el del 2 de abril. Me sorprendió, porque no es cualquiera el que se queda con el hijo de uno por tanto tiempo”, recordó.
Luego de este momentazo, padre e hijo fueron a la grama de la Cueva, para tomarse fotos y Sócrates le pidió a Porritas que se tomara una foto con Thiago, porque sin él, nada de esto hubiera sido posible.
Este papá e hijo saprissistas estuvieron en el estadio por casi tres horas y el niño aún no supera el momento.
“No puedo decir nada de ningún jugador, porque todos se portaron muy bien con mi hijo, dedicaron tiempo para compartir con él y yo se los agradezco mucho, porque fue un día inolvidable para él”, afirmó.