Jorge Alarcón protagonizó hace 18 años una bronca con Minor Vargas, expresidente del Saprissa. Ese fue uno de los temas que publicó La Teja en su primera edición, un día como hoy, 29 de setiembre, pero de 2006.
En su cumpleaños 18, La Teja entrevistó a Alarcón, quien era el gerente general de Saprissa en la época en que las Chivas de Guadalajara compraron el equipo morado. Era la mano derecha de Jorge Vergara (q.e.p.d.), entonces dueño del club azteca y de Saprissa.
Vargas, actualmente, cumple una condena de 60 años de prisión en Estados Unidos, tras ser condenado en octubre de 2012 por siete delitos de fraude por más de $670 millones, y tres delitos de lavado de dinero cuando fungía como presidente de la reaseguradora Provident Capital Indemnity (PCI).
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Sin embargo, antes de que eso sucediera, en 2006, tuvo un altercado con Alarcón que La Teja reprodujo en ese momento.
El título de la nota, que fue la apertura de deportes, fue: “Filazos morados”, un título sombrilla donde se destacaban dos títulos más, uno de cada dirigente, “Espero no tener ningún contacto con él”, era el de Alarcón, y el de Vargas, quien ese momento era expresidente de Saprissa se titulaba: “Solo quiero cooperar con el fútbol”.
El contexto de la nota se refiere a que Vargas había asumido la presidencia del Brujas (del que también era dueño) y a Alarcón le pidieron una opinión sobre ese hecho. “No sé qué puede aportar este señor. Vargas es el único expresidente que ha sido expulsado de la institución e incluso su retrato no está en el salón de expresidentes”, dijo en aquella oportunidad.
Otros tiempos
Contactamos a Alarcón para que nos hablara de Minor Vargas y de lo que ha hecho en los años recientes, luego de haber estado alejado del ojo público.
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Alarcón, de 63 años, se jubiló en 2023 y ahora vive en Ciudad Quesada, frente al Estadio Carlos Ugalde, de San Carlos. Su último trabajo fue como asesor en varias empresas, hasta que decidió retirarse.
“A don Minor lo recuerdo bien, tuvimos muchas broncas y muchas reconciliaciones. Ambos éramos de carácter fuerte, aunque ahora soy más pacífico. Cuando él tomó el control del equipo, tuvimos algunos problemas, pero siempre terminamos bien”, comentó Alarcón, quien no se pudo referir a la nota en específico porque no recordaba.
Pero asegura que terminó siendo amigo de Vargas, tanto así que si Alarcón se llegara a encontrar con don Minor, lo saludaría como si nada.
Ahora, el mexicano está más relajado, disfrutando de su retiro en casa, rodeado de sus cinco hijos y cinco nietos, alejado de las polémicas que, muchas veces, provocaba en el mundo del fútbol.
Poco probable
A pesar de su retiro, no descarta regresar al fútbol si algún equipo lo contactara, aunque admite que es poco probable.
“Si me llaman, estoy dispuesto, porque me encanta el fútbol. Pero sé que eso no va a pasar, no me van a llamar. El fútbol es mucho de sacar pecho con las cosas y a las generaciones de ahora eso no les gusta”, explicó.
Alarcón considera que el fútbol ha perdido parte de la emoción de antaño, en gran parte por la falta de dirigentes polémicos como los de antes.
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“Los dirigentes le daban sabor al caldo, creaban ambiente. Hoy ya no es así. El único que podría hacerlo es Jafet Soto”, opinó Alarcón.
Por eso, si estuviera en sus manos, don Jorge colocaría a alguien en la dirigencia morada que le dé más vida al equipo, alguien de su estilo, polémico, confrontativo.
“Dígame un directivo de Saprissa o de Alajuelense que le ponga sabor al fútbol. No hay. Herediano solo porque tiene a Jafet Soto, pero nada más”, añadió.
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A pesar de sus críticas, Alarcón se muestra conforme con el formato actual del torneo y asegura que sigue siendo saprissista, aunque eso no le impediría trabajar con cualquier equipo que lo necesite.
A pesar de estar retirado y lejos de las polémicas del fútbol, el exdirigente sigue observando el deporte con atención, añorando el sabor que los dirigentes le daban al fútbol.
“Sigo siendo saprissista, pero estoy abierto a trabajar con cualquier equipo si me necesitan”, concluyó Alarcón, dejando claro que, aunque poco probable, su pasión por el balompié nunca se ha apagado del todo.