El 2022 fue un año agridulce para el delantero Jonathan Moya. Por un lado, el jugador del Anyang de la segunda división de Corea del Sur disfrutó el trabajo que realizó con el club asiático, pero la muerte de su padre, don Juan Luis Moya, en setiembre, es un golpe del que el jugador trata de reponerse.
El futbolista, de 30 años, abrió su corazón y contó que este año que recién acabó le será inolvidable, por lo que han tenido que enfrentar él y su familia.
“Mi equipo no consiguió el ascenso, pero me fue bien. Pero fue un año difícil por el tema de mi papá, él era mi héroe, era mi todo y a pesar de lo bueno que me dejó el fútbol, el 2022 me dejó la tristeza más grande.
“Viviendo fuera del país uno no espera que te llamen para una noticia así, solo Dios sabe porqué hace las cosas, lo de mi padre nos tomó por sorpresa, más que mi papá era el pilar de la familia, el eje central de todo y al final no tenerlo es difícil, pero somos una familia grande y unida y a pesar del dolor que vamos a tener toda la vida, hay que irlo superando poco a poco.
“Ahora quedé como el hombre de la casa y a la distancia trato de apoyar a mi mamá (Damaris Aguilar) y mis hermanas en todo lo que pueda, en darles tranquilidad, para que sepan que tienen en mí un apoyo”, confesó.
30 años tiene el delantero.
Don Juan Luis falleció el 18 de setiembre, luego de sufrir un accidente en su moto y pese a que no está físicamente, Jonathan conserva los mejores recuerdos de su padre.
“Lo mejor que me dejó es ser una persona humilde, tratar de ayudar a las personas, ser una buena persona y eso me ha ayudado en mi carrera profesional.
“Siempre confió en mí y me alentó para estar en donde estoy hoy, en vida pudo verme cumplir mis sueños, jugar con Saprissa, Alajuela, jugar en el extranjero, en la Selección y me quedo con lo más bonito, que pudo vivir eso, disfrutarlo y saber que me está cuidando desde el cielo”, dijo.
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Para Moya, el momento que mejor demuestra el amor que siente por su papá fue el que ambos protagonizaron el 18 de agosto del 2019, cuando el delantero anotó vistiendo la camisa de Alajuelense, ante la UCR y pudo celebrarlo en el estadio con su papá.
“Nunca voy a olvidar que pude celebrar un gol y acercarme y abrazar y besar a mi papá”, afirmó.
Ese amor que recibió de su papá lo transmite a su pequeño hijo, Julián, que tiene 6 años y con quien comparte cada minuto cuando el futbolista viene a Tiquicia.
“Estos días son difíciles, porque él me pide que me quede, pero pese a su corta edad él entiende lo que hago y que si estoy lejos de él es para darle una estabilidad.
“Estos días compartimos mucho, lo acompaño a jugar fútbol, porque se volvió muy fiebre. Antes no le gustaba y yo no lo presionaba con eso, quería que él decidiera por sí mismo si le gustaría jugarlo y de un año para acá juega en una escuela de fútbol de la Liga y dice que quiere hacer goles como papá y celebrarlos y también admira a otros delanteros como Kylian Mbappé o Erling Haaland”, dijo entre risas.
El futuro
A nivel profesional, Jonathan afirmó que quiere seguir como legionario, ya sea en Corea del Sur o en otro país.
El Anyang está en pretemporada y por el clima (cae nieve en el país asiático) se trasladaron a Tailandia para prepararse para el inicio del torneo, que será a finales de febrero.
Moya sale de Costa Rica este jueves y llegaría el sábado a tierras coreanas, allí se encuentra con su agente para hacer un cambio de maletas y de una se va para Tailandia para incorporarse al club.
“Me queda un año de contrato con el club y estoy buscando opciones para jugar en otro equipo. El año pasado se intentó pero era complicado, porque los equipos tenían que comprarme, decidí quedarme y mi idea es mejorar lo que hice el año pasado, ayudarle al equipo a ascender y ver otras opciones.
“Hay equipos interesados de primera, pero tienen que hacer la compra, este año esperaré hacer las cosas bien y ver qué pasa, si puedo negociar con otro equipo o si el Anyang me ofrece otro contrato, quiero hacer las cosas bien”, dijo Moyata, quien aseguró que su contrato vence en diciembre.
El tico se siente un jugador maduro y agradece el apoyo de los aficionados coreanos.
“Esta es la tercera vez que salgo del país y antes sentía que no había madurado, pero para esta ocasión quería hacer las cosas bien y no fue fácil, pero poco a poco me voy ganando el cariño de la afición y me quieren mucho.
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“Eso es bonito, porque me siento como en casa y pese a que no hablamos el mismo idioma siento el cariño de la gente”, afirmó.
Otra de las metas que tiene el jugador es hacer las cosas bien con su equipo para ser tomado en cuenta en la Selección.
“Fui tomado en cuenta en el inicio de la eliminatoria y luego del partido contra Honduras (7 octubre 2021) no más, son decisiones que se toman y las respeto, quiero estar en la Selección y si me llaman aunque me toque viajar, nunca le cerraré las puertas a la Selección, mi ilusión era ir al Mundial, Dios sabe por qué hace las cosas y hay que respetar las decisiones del técnico y quiero hacer las cosas bien y si no soy llamado apoyaré como un aficionado más”, destacó.