En el Chuzo de la Semana presentamos este Jeep Willys, modelo 1973, que con el paso de los años sigue dando guerra en la finca de don Miguel Zeledón en trabajos de agricultura y mostrando que son carros que no se le arrugan a ningún brete.
Este vecino de Coronado, en Chepe, nos contó cómo en el año 1998 le llegó a su vida por una casualidad.
“Este vehículo había sido traído por un conocido y en un momento determinado le ayudé con la traída a Costa Rica; mi amigo al final no pudo dejárselo y yo ocupando un vehículo para usarlo en la finca, hicimos un negocio y se lo compré”, comentó.
Esa atracción por ese tipo de carritos viene desde que tenía 18 años, por eso cuando lo compró nunca dudó de su desempeño y al día de hoy sigue cumpliendo como recién salido de la fábrica.
“Todavía se desempeña en labores agropecuarias, le pegó una carreta, jala pasto, le pegó un trailer para transportar algún caballo o ganado, sigue dando la talla”, dijo.
Lo tiene tan bien conservado que muchas de sus funciones militares siguen funcionando, como su motor y el sistema eléctrico que es sellado, en caso de sumergirlo al agua, nunca tendrá problemas de corto circuito.
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Todos los tapones están encadenados para evitar que se pierdan, se enciende por medio de una palanca y un dispositivo en los pedales, tiene una salida para conectar un convertidor de corriente para generar electricidad por mínimo 24 horas a un hospital de campaña y mantiene sus cuatro argollas, dos por cada búmper para amarrarle un paracaídas, pues en esa época era normal lanzarlos desde un avión.
Todo un pegue
Si es vecino de Coronado o cantones cercanos, es muy probable que lo haya visto en sus calles y eso que sale pocas veces al mes, principalmente para echarle gasolina, porque es muy económico, ahí muchos aprovechan para verlo y echarle piropos.
“Cuando lo llevo a la gasolinera llama mucho la atención; en la calle, a la gente le agrada mucho. A veces lo confunden con el Willys tapa baja de los cincuentas, pero cuando alguno me pregunta, le explico y entonces todavía se interesan más”, explicó.
Entre las aventuras que ha tenido a lo largo de su vida, una fue con su esposa y otra mientras andaba cerca de su casa, sacó toda su potencia para ayudarle a otro chofer que no la pasaba bien.
“Ha sido un carro de repuesto en la casa; por ejemplo, mi esposa lo usa y cuando los chiquillos estaban pequeños, había que llevarlos a la escuela o el carro de ella estaba malo, entonces se usaba el Willys y ahí iban todos dentro, andaba sin capota o con media capota y cuando llegaba un montón de personas les llamaba la atención.
“Otra vez había un camión varado en una calle que necesitaba ser movido para dar campo a una boca de calle, estaban muchas personas viendo cómo lo empujaban, cuando pasé con el carrito, otros choferes comenzaron a llamarme para que les ayudara. Le puse la 4x4, mejor conocido como la chancha (risas), le pegamos una cadena, comencé poco a poco a tratar de jalarlo y lo caminé cerca de 50 metros”, finalizó.
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