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El 23 de enero del 2000 Jeaustin Campos dejó su marca en el estadio Lito Pérez al anotar en la victoria por 3-1 ante el Municipal Puntarenas, duelo que por muchos años marcó un hito en el fútbol nacional.
A los morados les tomó 22 años volver a ganar en la Olla Mágica luego que este domingo triunfó por 1-0 y de nuevo de la mano de Jeaustin, aunque esta ocasión él estuvo en el banquillo.
Pasaron 16 partidos en el que el Monstruo perdió siete veces y empató nueve para poder volver a festejar un triunfo en la Olla Mágica y no es una victoria cualquiera, pues valió llegar al primer lugar del grupo B con 20 puntos.
Jeaustin es una persona acostumbrada a romper récords, por eso no extraña que haya sido él quien rompió la racha, la cual él mismo había intentando en diversas ocasiones y no se le había dado.
Es una victoria histórica por muchos detalles curiosos, esa última vez el Monstruo tenía en su historial 22 campeonatos y un moradazo de cepa como Miguel Ángel Rodríguez era el presidente del país.
Dos de los pupilos que tiró a la cancha este domingo como Álvaro Zamora y Fabricio Alemán ni siquiera habían nacido en ese entonces y el anotador del único pepino en esta ocasión apenas tenía doce años, hablamos de Kendall Waston.
La Torre volvió a castigar al Puerto de la misma manera que lo hizo en la jornada tres, cuando impuso toda su fuerza en las alturas para vacunarlos con un cabezazo sólido.
Si el 31 de julio en Tibás la zaga naranja no pudo detenerlo, en esta ocasión menos y peor aún si el que se puso a marcarlo fue Daniel Quirós. Un jugador de 1.70 metros marcando a otro de 1.96.
El Bebé ni siquiera le hizo sombra a Kendall y tampoco Asdrubal Gibbons luego que a los 24 minutos aprovechó un tiro libre que Mariano Torres cobró desde el lado izquierdo a la jupa del defensor.
Saprissa estaba determinado a acabar de una vez con todos los fantasmas porteños, esos que decían que cuando entraba a la 27 ya iba perdiendo 2-0.
Cuando el Puntarenas FC ascendió en junio a la máxima categoría, en la mente de muchos de una vez estaba esta mejenga, esperada con ilusión por ambas aficiones.
Desde el 2004 cuando se fundó el club, los morados nunca pudieron derrotar a los porteños en la Olla Mágica, lo intentaron por diez años hasta que el club descendió a la segunda división en el 2014.
Si hubo un partido entre todos ellos que el Monstruo le anduvo más cerca, sin duda fue este, en el que la S fue mejor, manejó el partido y jugó con la desesperación porteña, un equipo que viene de más a menos, parece que el fuelle se le acaba al Puerto.
De las últimas cuatro mejengas porteñas, ha empatado dos y perdido dos, es decir, ha perdido diez puntos de doce, una ventaja sólida que se esfumó con rapidez. Máxime cuando su rival por la cima montó una racha de cinco victorias seguidas.
La S además fue el de las mejores opciones, la que Mariano pegó al palo en un tiro libre al 16, el tapadón que Guido Jiménez le hizo a Luis Paradela al 48 en la línea de gol por citar solo dos.
El Puerto jugaba muy lejos del marco de Kevin Chamorro, a quien la presión de la Olla Mágica no lo acosó como si le pasaba la mayoría de porteros tibaseños en ese terreno. Todo un privilegiado.
La Olla Mágica tenía esa aura mística que era ese terreno imposible para el Monstruo, que al romper ese hechizo se quita una mochila de encima y gana más que tres puntos, muchísima confianza y motivación. ¿Si ya ganó ahí, dónde no va a poder hacerlo?
