El fútbol boliviano afronta una fuerte crisis dirigencial que le impide organizar el torneo de Apertura-2020 de la primera división, lo cual afectaría el debut del técnico costarricense Jeaustin Campos con el Nacional Potosí.
Seis meses después de haber sorteado una bronca similar (septiembre pasado), los obstáculos llegaron de nuevo según dijeron este lunes fuentes deportivas.
El torneo debe comenzar supuestamente la próxima semana, pero seis clubes de los 14 que integran la primera división se niegan a hacerlo hasta que varios temas, entre ellos el descenso de categoría del anterior certamen no se aclare.
La dirigencia dictaminó la desafiliación de Sport Boys por abandono en su último partido del Clausura 2019, lo que provocó una fuerte polémica por la aplicación del reglamento.
La asociación de futbolistas (Fabol) tampoco quiere comenzar la competición por las deudas que tienen algunos clubes con sus jugadores.
“Mi persona tiene abierto los canales al diálogo”, indicó el presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), César Salinas en nota enviada a los clubes disidentes a los que prometió escuchar las inquietudes y sugerencias que les afligen.
Los seis clubes, encabezados por el Bolívar, el Wilstermann, el Oriente Petrolero y el Blooming, los más poderosos del país, advirtieron en una nota que: “No asistiremos a ninguna convocatoria a campeonatos hasta que se retomen los mecanismos legales y el cumplimiento de la norma”.
Otros ocho clubes, entre ellos el decano The Strongest y el recién ascendido Vinto Palmaflor y Real Santa Cruz, que sustituye al desafiliado Sport Boys, están dispuestos a iniciar el certamen el próximo domingo 19.