En tiempos en los que el juego limpio ha ganado un extraordinario peso y existe un consenso mayoritario para cortar de raíz toda actitud antideportiva dentro y fuera de los terrenos de juego.
La idea nació en el Club Deportivo Quirinal de Avilés, en España.
Diego Trelles es el creador y tuvo el visto bueno de los dirigentes para ponerla en marcha esta misma temporada.
En cada juego se puntúa a los equipos en cuatro categorías: el comportamiento de los jugadores, del cuerpo técnico, del público y el resultado del partido, pues, puntualiza: “Tampoco podemos perder la perspectiva”.
La puntuación máxima que puede obtener un conjunto por jornada es de cien puntos, algo que el pasado fin de semana, por ejemplo, consiguieron hasta seis equipos del club en competición.
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Árbitros en todas
Se desarrolla de una manera muy sencilla. En primer lugar, los dos conjuntos saltan a la cancha juntos dependiendo de la categoría, con el árbitro delante, a imagen y semejanza de lo que ocurre, por ejemplo, en los partidos de Champions.
Se saludan uno a uno y después saluda a los aficionados que están en una gradería cuyo comportamiento será objeto de evaluación.
Al finalizar el partido, se hace una foto del grupo y el entrenador o delegado del equipo del Quirinal entrega un acta que el colegiado debe rellenar atendiendo los citados puntos a evaluar: comportamiento de los jugadores, del cuerpo técnico y de la afición, además de los datos habituales.
Por tanto, los jueces de la liga interna son los propios árbitros.
Después de varias jornadas disputadas, lidera la clasificación de la Quirinal League el Benjamín B, empatado en puntos con el Prebenjamín B y el Prebenjamín C.
“Los resultados se están notando. Jugadores, entrenadores y padres se lo piensan varias veces antes de decir algo que pueda significar una falta de respeto a alguien”, dice Trelles.