Invencible, esa es la palabra que mejor describe al futbolista Erick Marín, de 37 años, quien por tercera ocasión derrotó al cáncer.
El exjugador de Guadalupe FC le contó a La Teja que la buena noticia se la dieron este domingo, la decirle que ya no había rastro alguno de cáncer en su ingle.
“A las once de la mañana me hicieron un TAC y después me fui a la habitación, me dio mucha fiebre y me puse malísimo, me tuvieron que llevar a otra unidad y tenerme con monitoreo y medicamentos porque se me bajó la presión".
“En medio de todo eso vino la doctora y me dijo que tenía buenas noticias, que revisó el TAC con otro doctor y que todo estaba bien, que estoy completamente limpio y no encontraron ninguna mancha”, contó con gran alegría.
Marín dijo que fue tanta la felicidad que no pudo contener las lágrimas, pues a su mente vinieron todos los momentos duros que ha pasado junto a su familia durante este tiempo, por eso lo primero que hizo fue ponerse a rezar.
“Hay que creer en Dios, Él es muy grande, nos ama, por eso hay que creer que está vivo. En todo este proceso que he pasado he tenido mucha fe de que Él me iba a sanar, siempre creí su palabra”, añadió.
Erick aseguró que su familia también tuvo un papel muy importante en esta lucha, siempre pasaron muy pendiente de él, especialmente su hijo Mariano, de 12 años, quien se convirtió en el motor que necesitaba para salir adelante.
El mejor regalo
Ese mismo domingo Marín llamó a sus familiares para darles la buena noticia; sin embargo, contó que uno de los momentos más especiales lo vivió con su hermana Hazel, quien estaba de manteles largos ese día.
“Ella estaba cumpliendo años y yo ni me acordaba, le pedí perdón y le conté todo, ella me dijo que estuviera tranquilo, que más bien le acababa de dar el regalo más grande de todos. Sin querer queriendo le di ese regalo en un día tan especial”, contó.
Regresar a las canchas
Erick dijo que de momento está concentrando en recuperarse del todo y volver a casa con sus seres queridos. Además, reconoce que no ha abandonado el sueño de volver a las canchas.
"La verdad yo quiero intentarlo como jugador, ponerme a tono físico todo lo que resta de este año, quiero recuperarme bien, para el otro año tengo la fe en Dios de que voy a volver a jugar.
“Yo le dije a Dios que si Él me dejaba jugar, que me dejara hacerlo de la mejor manera y que si la voluntad de Él era que no, yo con mucho dolor voy a aceptarla”, explicó.
La primera batalla de Marín contra el cáncer se dio en el 2017 cuando le detectaron células cancerosas en uno de sus testículos, la segunda ocasión fue en julio de 2018, cuando el mismo jugador confirmó que tenía cáncer en los ganglios a nivel del estómago.
La tercera prueba de Erick se dio en mayo de este año, cuando los médicos le dijeron que el cáncer había llegado a su ingle.