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Cuando las cosas marchan mal, cuando la urgencia apremia, cuando el tiempo se vuelve el principal rival es momento para que aparezcan los referentes, los ídolos como Álvaro Saborío para encaminar a su equipo a la gloria.
La victoria de 3-1 de San Carlos ante el Carmelita tuvo de nuevo el sello del Chompipe, con la asistencia del segundo gol y al marcar el tercer pepino, la estocada final que metió a los Toros en la final del Clausura 2019 y que envió al cuadro verdolaga al fútbol de la Liga de Ascenso.
Como si fuera poco, el balón que mandó a la red al minuto 93, tiene al oriundo de Ciudad Quesada como el nuevo goleador del torneo, al igualar los once tantos del generaleño Keylor Soto.
Saborío no jugaba una final nacional desde el 2006, cuando levantó uno de los dos títulos de campeón que tiene con el Saprissa. Trece años después, el inagotable goleador volvió a una instancia en la que muchos no se imaginaban volver a verlo, pero su fuerza de voluntad fue mayor.
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“Este equipo tiene casta y madurez para revertir un marcador de estos en un partido que fue durísimo, ya estamos sembrados en la final, pero esto sigue, ahora que estamos en esta etapa, vamos a pensar en grande”, dijo Sabo aún en la cancha al canal TD+ al finalizar el partido.
Los norteños jugarán ante el Herediano el próximo domingo en el Rosabal Cordero y el miércoles siguiente en el Carlos Ugalde por las semifinales del torneo.
En el cuadro norteño quieren liquidar las cosas antes de tiempo sin necesidad que se juegue una gran final nacional, aunque es claro que esa segunda oportunidad que tiene el líder del campeonato, es un seguro de vida importante.
“Desde que estamos en esta posición dijimos que si Dios nos premiaba con llegar al primer lugar tenemos que luchar por ser campeones en cuatro partidos más, no hay que postergar las cosas, será durísimo, nos toca un rival duro, pero sí se puede, podemos lograrlo en cuatro partidos”, indicó el técnico norteño Luis Marín.
El equipo de Yiyo fue líder solamente por dos jornadas este torneo, las dos últimas, pero ante los verdolagas demostraron que es un equipo valiente que cuando la situación apremia no teme en tomar decisiones y por eso asfixió a un Carmelita que estaba echado a su suerte al cierre.
Los cambios de Marín fueron acertados, terminó jugando con cuatro atacantes, se la jugó el todo por el todo como correspondía y tuvo su premio, en su primer torneo como entrenador en la primera ya está en una final, eso no es comida de trompudo y no es cualquiera el que lo logra.
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“Sabíamos de los resultados que se estaban dando, teníamos que arriesgar, hicimos cambios ofensivos, queríamos meter un punta más, por lo que quedarnos con tres mediocampistas, había que arriesgar porque estábamos perdiendo muchas cosas y nos resultó”, explicó Marín.
En contraste de la ilusión y el éxtasis norteño, estaban las lágrimas verdolagas, Carmelita jugará el próximo campeonato en la Liga de Ascenso, los esfuerzos de sus jugadores y técnico, aunque claros y valiosos fueron insuficientes, porque el daño ya estaba hecho.
Los 35 puntos del cuadro de la barriada fueron muy lejanos a los 41 de la UCR, un descenso en el que las cartas estaban echadas, a los carmelos no los salvada nadie y algunos de sus sus proyectos quedaron en la incertidumbre.
