Le vamos a hacer una pregunta: ¿Cuánto tiempo sería capaz de esperar para comprarse el carro de sus sueños? En la siguiente historia, en el Chuzo de la Semana, le contaremos cómo una persona aguantó por más de una década para adquirir el carrito que tanto soñó.
El protagonista de esta historia es César Vélez, vecino de Alajuela, quien tras 10 años de pulsearla con el dueño anterior, le compró un Volkswagen Combi, color blanco, modelo 1969. Es más, la tiene tan bien cuidada, que parece recién sacada de la agencia.
Este novelón comenzó hace unos años, cuando él era vecino del antiguo dueño y por medio del carro se hicieron amigos.
“Cuando tenía 18 años, él era un vecino del mismo residencial; cuando salía a caminar con mis perros veía la vocha guardada en su garaje. Un día que pasé y sin conocerlo le toqué la puerta para conocerlo y nos quedamos varios minutos hablando sobre el carro.
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“Le pregunté qué año era el carro, desde cuándo lo tenía y él, muy amablemente, me contó la historia”, explicó.
Según nos relató César, el señor era costarricense con descendencia alemana; en 1969 él junto con su papá viajaron a Estados Unidos para comprarla en la ciudad de Miami, luego la manejaron hasta California, para después seguir la travesía hasta Costa Rica.
El señor la conservó como si fuera recién sacada de la fábrica en Alemania, no le modificó nada, ni el radio que solo sintoniza emisoras en AM. Eso le llamó la atención a César y el sueño de comprarle el carro aumentaba, hasta que ese anhelo tiempo después dio sus frutos.
“Conforme pasaron los años, me empecé a preocupar por el carro, a cada rato le escribía a don Estefan si necesitaba algún repuesto. Sonará extraño, pero me empecé a interesar en un carro que no era mío;, con el tiempo el señor notó eso y varias veces me decía que si lo vendía, me buscaría de primero por tanto insistirle, pero nunca decía una fecha exacta.
“Pasaron muchos años, hasta que un día me lo topé de casualidad en un centro comercial y me contó que estaba cerca de pensionarse, y debido a otros proyectos de vida me propuso vendérmela. Le respondí que estaba interesado y me dio 15 días para pensarlo.
“En una semana hice varias cosas para comprarlo y, finalmente, lo logré. El señor sigue en contacto conmigo y está muy agradecido por la forma que lo he cuidado”, confesó.
Una de las condiciones que le pidió el señor a César es que nunca revelara en cuánto le compró el carrito, en la entrevista cumplió la promesa, porque no soltó prenda.
El día que la compró, se sintió feliz de la vida por cumplir uno de sus mayores sueños.
“Fue cómo tocar la gloria, porque me dije desde niño que algún día iba a tener un carro de esos y lo tuve. Ese día lloré, fui como un chiquito con el regalo de Navidad; particularmente, esa vocha es imposible de encontrar. En la actulidad puede encontrarla a partir de los setentas, pero en malas condiciones.
“Ella es una en un millón, el que lo agarre es cómo pegarse la lotería, eso sentí yo”, agregó.
La vocha fue bautizada como Lucrecia, por la mascota que tiene con su esposa Obed Gámez. El chuzo está en tan buenas condiciones que le pasa la revisión técnica con la hoja de observaciones en blanco.
Este, sin duda, es un ejemplo de la frase “El Que persevera, alcanza”. Si le gustaría que su chuzo saliera en esta sección, nos puede contactar al correo electrónico redacción@lateja.cr y uno de nuestros periodistas lo contactará para conocer más detalles.