A sus 15 años, Matías Ruiz disfrutará y vivirá el Mundial de Qatar 2022 con todo el gusto y conocimiento del caso, pues en esa copa del mundo se despide del fútbol su papá, Bryan Ruiz.
Hace ocho años, para Brasil 2014, Mati tenía solo siete, por lo que no le cayó la peseta de lo logrado por su tata y sus compañeros y hace cuatro, en Rusia 2018, ya le empezaba a caer un toque.
Ahora las cosas son diferentes, está bien metido en el fútbol, juega en la categoría U-15 de Fútbol Consultants y ya sea que viaje o no a tierras asiáticas, el hijo mayor del Capi espera con mucha emoción el último mes de la carrera de su tata.
En la familia Ruiz el fútbol manda, Bryan y Yendrick son profesionales, el abuelo Rubén es entrenador en Alajuelita y Matí anhela con seguir los mismos pasos y llegar a primera división.
“Es algo que estoy esperando con mucha emoción, yo me imagino que el mundial será espectacular, un país como Qatar, un escenario así de lindo, lo veo disfrutando mucho de sus últimos partidos, él está muy contento. A mí me gustaría estar ahí con él, pero quién sabe si se podrá”, le dijo Mati a La Teja.
El hijo mayor de la Comadreja sabe muy bien de las capacidades de su papá y por eso confía en lo que pueda aportarle a la Sele. “Por algo es el capitán de la Sele desde hace muchos años y por algo fue quién es”.
El muchacho se crió con un país que tiene posiciones encontradas sobre el Capi, donde unos lo alaban y otros lo critican, más en esta recta final de su carrera.
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“Yo sinceramente en eso no me meto, no digo nada, cada persona tiene su punto de vista, es algo que no le presto atención, dejo que cada quien opine y ya”, destaca.
“Por algo él es el capitán de la Sele desde hace mucho y es quién es quien”
— Matías Ruiz
Ilusiones compartidas
Ya como todo un adolescente, el joven sabe lo que quiere y lo que más añora es lo mismo que está apunto de cumplir su padre por tercera ocasión, como estar en la máxima cita del fútbol.
Jugar en Alajuelense, llegar a Europa, son metas que tiene la ilusión de cumplir, pero el mundial es lo que más tiene trazado.
“Mi máximo sueño es jugar en un mundial, algo que me ilusiona mucho. Sé que es algo por lo que hay que trabajar y esforzarse mucho. Como él me dice, hay que trabajarlo, no todo es gratis en la vida, hay que trabajar, trabajar y trabajarlo más”.
Tener el apellido Ruiz no le garantiza ni le da nada extra, más bien hasta podría ser un peso adicional, situación que con madurez entiende y asume.
“Es una presión que en realidad me ha tocado toda mi vida, mucha gente me lo ha dicho, me lo pregunta, pero al final esta es mi vida, lo que vaya a ser de mi carrera hay que disfrutarlo, como yo digo. Papá me dice que lo disfrute nada más, que él va a estar orgulloso de mi siempre.
“Yo tengo claro que soy una persona totalmente diferente a mi papá y sería muy bonito que me reconocieran por mí, por lo que puedo hacer y no solamente por él”, comentó.
Otro puesto
En cancha, el puesto de Matías incluso es diferente al del papá, él se define más como un ocho, un volante mixto, que defiende y ataca.
“Yo soy un jugador que me gusta tener la bola, tocar, tocar, soy mediocampista, no tanto como mi papá, que es más ofensivo, yo estoy más en el medio en ambas funciones.
“Yo juego más de volante mixto, como un ocho. Es el puesto que siempre me ha gustado, él me ha dicho: ‘usted juegue lo que más le guste’ y es adonde me gusta más”.
A nivel nacional, su referente obviamente es el tata, pero a nivel internacional tiene como ídolo a uno de los mejores en el mundo en esa zona, el croata Luka Modric.
“A mí me gustan muchos jugadores, pero Luka es quien más me gusta, me fijo mucho en él, a mí me gusta mucho su estilo, como el de un volante mixto”.
Ruiz sabe que le queda un camino larguísimo por delante, primero para ser profesional, consolidarse y cumplir esos anhelos que su tata un día tuvo, pero, por ahora, lo que quiere es disfrutar Qatar 2022 y ver cómo Bryan se despide del fútbol de la manera como toda la familia lo soñó.