Bryan Ruiz colgó este sábado los tacos en el estadio Alejandro Morera Soto con un lindo partido de despedida contra el Twente de Países Bajos.
Durante el choque se presentaron algunas sorpresas en el terreno de juego, como el querido Wílmer López; Álvaro Saborío, gran amigo de la Comadreja, y Marías Ruiz, hijo del 10 rojinegro. Además, por mera coincidencia estuvo el exsaprissista Manfred Ugalde pieza del cuadro tulipán.
Pero el gol de Matías, el del empate rojinegro a los 75 minutos de acción, valió el boleto. No solo fue un gol de buena calidad, sino que el significado que tuvo el pepino del chamaco de 15 años no tiene precio.
Matias tomó un rechazo cerca del punto de penal, paró de pecho y sin dejarla caer le dio un derechazo que dejó sin oportunidad al guardameta del equipo neerlandés. Pero lo mejor vino después. El gesto del chiquillo al anotar, el festejo con sus compañeros, el papá llegando a abrazar ese molote de jugadores que estaban hechos un puño con el jovenzuelo. El Capi tuvo un día soñado.
Luego, Matías fue a la banca, se abrazó con todos los compañeros y hasta vimos a Yendrick Ruiz, su tío, festejando a más no poder el golcito del quinceañero, quien jugó con el número 38.
El Capi se puede ir tranquilo para la casa, pues si en el último año, el de su retiro, las cosas quizás no le salieron como hubiera querido, el partido de despedida fue muy bonito, logró anotar él, metió un gol su hijo y le dio al manudo la alegría de volver a ver a Wílmer López tocando un balón. Y el rival era uno de los tres equipos que más quiere, según había dicho minutos antes su esposa Carolina Jaikel. Los otros son la Liga, obviamente, y la Seleccioń Nacional.
Pero ojo, es que todo le salió tan bien, que hasta logró anotar en su último partido y lo hizo con el equipo tulipán.
Bryan remató con su pierna derecha, de borde externo, un pase de un compañero del Twente, luego de una gran corrida de Ugalde por el sector derecho. Ruiz le dio un zurdazo con el borde externo y mandó un remate rastrero y esquineado.
De esa forma, el Capi recibió el último aplauso de una afición que siempre lo idolatró y lo respetó, aunque su último pepino fue con los colores del Twente, en un partido que terminó 2 a 2.
Fue más que un encuentro amistoso; fue un juego de despedida con dos equipos que se lo tomaron en serio, pero a medias, por la gran cantidad de cambios y un ritmo mucho más distendido que en un partido profesional.
Ruiz no solo anotó el gol, sino que tuvo chance de hacer un par de taquitos, sobre todo cuando estaba con el Twente y demostrar que fútbol tiene en los pies, pero que es la intensidad que le imprimen hoy en día los equipos lo que quizás no le alcance.
Al minuto diez, los aficionados hicieron un mural dedicado al Capi, que ya había recibido un platón y un banderín del Twente antes de iniciar el partido.
Y al cierre del cotejo, que finalizó al 83, se apagaron las luces del Morera Soto, hubo un lindo juego de pólvora y luego apareció Ruiz en el centro del campo, dando sus últimas palabras como jugador manudo,
“Pensé en dar un discurso improvisado y me acosté a las 2 de la mañana escribiendo lo que mi corazón decía”.
“Ha sido un viaje increíble, estoy feliz de estar aquí por ustedes y una vez más me muestran el apoyo incondicional.
“Ha sido un viaje increíble, mi último calentamiento, mi último partido, mi última oración, son muchas cosas que no volverán y que en tantos años de carrera hice cientos de veces, quizás miles”, fueron parte de las palabras de la Comadreja.
El Capi permitió que la gente entrara y gozaron, cantaron, lo querian ver, tocar, darle el último abrazo. Adiós Capi, hasta siempre.