Harold López, entrenador de la selección sub-20 femenina, tendrá posiblemente su pico más alto el próximo año cuando dirija a la Tricolor en un Mundial, el sueño de cualquier técnico.
Además, López dirigirá a la Sele en su propio país, lo cual es una oportunidad única en la vida, como reconoció en la entrevista que le concedió a La Teja.
López espera tener la mayor cantidad de partidos de preparación posible antes del 10 de agosto del 2022, porque está enfocado en lo que será el gran evento y este jueves ante España a las 7 p. m., en el Estadio Nacional, tendrá el primer fogueo.
–¿A un año de dirigir en un Mundial cómo se siente?
Es un orgullo, un honor tener esa responsabilidad la cual asumo con toda la seriedad del caso y con toda mi experiencia no solo como jugador, sino como entrenador porque ya tengo 16 años de estar en esto.
Venimos trabajando muy bien con el grupo de trabajo que armamos y Dios quiera se pueda fortalecer mucho el equipo por medio de fogueos y con mucha preparación para sumar minutos y así llegar con un grupo muy fuerte.
Tengo dos años de estar como entrenador de la sub-20 y esto es algo que nos llegó de parte de FIFA cuando ya estaba nombrado. No se puede decir que es suerte, sino el premio a un trabajo largo. Ir a un Mundial lo veo como una gran oportunidad para crecer.
–¿Cuál sería la cantidad ideal de fogueos para llegar bien preparados?
Con el tiempo que se ha perdido por la pandemia, es momento de apresurarse con ese tema. Yo diría que tener unos quince fogueos sería lo más correcto, ya sea en el país o en el extranjero, porque creo que es un número bastante bueno para llegar bien, pero si se pueden hacer más, mejor todavía.
Uno entiende que está el torneo nacional de primera división y que las fechas FIFA no son muchas, entonces hay que contar con lo que hay, pero ojalá que se cuente al máximo.
–Las muchachas que estarán en el Mundial no tuvieron un proceso sub-17 debido a la pandemia y llegan a un Mundial, sin tener mucha experiencia, ¿cómo trabaja eso?
Hay que ser conscientes que se ha perdido mucho tiempo y que ellas entiendan que tienen que trabajar el doble, mejorar lo que haya que mejorar y no solo ellas, todos. Algo muy importante es que casi todas están en primera división, por lo que ojalá jueguen mucho y se entrenen bien para tener minutos ahí y llevar ese ritmo (de competencia) a la selección, porque eso nos ayuda a recuperar un poco ese tiempo que se perdió. Ellas están conscientes del reto que se viene, lo tienen muy claro.
–¿Trabajar el aspecto técnico en etapas de formación es de las partes más duras?
Esa es una pregunta muy importante, porque las generaciones de la Sele sub-17 y la sub-20 actuales y hasta las anteriores, cuentan con bastante material humano, pero son generaciones que venían con menos formación y ha costado un poco.
Pero generaciones del 2006 para acá vienen mejor formadas, más trabajadas desde sus bases y no es que va a costar menos porque siempre hay cosas por mejorar, pero tienen más bases, a diferencias de las de 20 años de ahorita que no tuvieron tanto eso, por lo que hay que insistir mucho.
– ¿Cuándo empezó a trabajar en el fútbol femenino se visualizó en un Mundial?
Mi experiencia es bastante, son 17 años que nadie me los quita, he estado de asistente en primera división, técnico de segunda división y tengo cinco años de trabajar en selecciones. Hace dos años estoy en este proceso y uno siempre tiene la ilusión de ir a un premundial o a un Mundial con alguna selección, una opción que aún no habíamos logrado. La ilusión siempre había sido ir a un Mundial, pero ahora no es solo ir, sino hacer un buen papel.
Usted y su hermano Wílmer han sido jugadores icónicos en el fútbol nacional y hoy ambos viven momentos muy lindos en el fútbol femenino, ¿le parece curioso que sea ahora el fútbol femenino el que les está dando tantas alegrías?
Sí claro, es un poco curioso. Yo me vi primero en esto, hace once años empecé con Codea y tengo un poquito más de experiencia que él que también lo ha hecho muy bien con la Liga.
Para mí fue una sorpresa ver a Wílmer en el fútbol femenino porque no esperé que la Liga le diera esta oportunidad y ahí estamos los dos. Ha sido una experiencia muy bonita estar en este fútbol que no todo mundo trabaja ni es cualquiera el que lo puede trabajar, yo me adapté bien y Wílmer también.
–¿Les ha dado más el fútbol femenino en los banquillos que el masculino?
Diría que son diferentes, yo estuve como asistente de Óscar Ramírez en la Liga y fui bicampeón y Wílmer hizo un buen proceso con el equipo de segunda división y también dirigió al club. Él les dio oportunidades a muchos muchachos para debutar.
Tal vez como técnicos no hemos sido campeones en esa categoría, pero a veces somos de los que hacemos el trabajo sucio, como decir un contención, un trabajo que muchos no se dan cuenta.