El 9 de julio del 2014 por la tarde las cercanías al aeropuerto Juan Santamaría se convirtieron en un mar de gente, aquello visto desde arriba era un hormiguero gigantesco porque todo un pueblo esperaba a sus héroes que hicieron historia en Brasil.
La distancia entre Base Dos de la terminal aérea y el monumento a León Cortés en La Sabana, al inicio del Paseo Colón, duró horas ese día. Todos querían acompañar la caravana en la iba la primer selección tica en llegar a los cuartos de final de un Mundial.
Keylor Navas, Bryan Ruiz, Christian Bolaños, Celso Borges, Joel Campbell y otras figuras iban en el bus descapotable saludando a medio mundo al mejor estilo de Tica Linda, no importó las cuatro que duraron en llegar hasta el centro de Chepe.
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Los pitos, los aplausos, la gente que corría a un lado del bus mostraba un estado de locura, algo nunca visto para recibir a una delegación nacional y de lo que todo mundo hablaba hasta entrada la noche.
Después de aquella procesión, los jugadores se subieron en una tarima y con Celso como maestro improvisado de ceremonias montaron la fiesta hasta bien entrada la noche, repartiendo fotos y autógrafos a diestra y siniestra.
La pachanga se extendió por varios días, los homenajes en otras partes del país como Desamparados, Hatillo, Cartago y Limón le siguieron, una cosa de locos.
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Cuatro años después todo cambió, los aplausos fueron sustituidos por quejas e insultos y en el aeropuerto no estaban más que las familias de los seleccionados y periodistas. Esta vez no había presa y alrededor del aeropuerto el ambiente era normal.
No hubo tarima ni bus que los esperara, cada uno jaló por su cuenta y algunos como Johnny Acosta que estuvieron en el aquel festejo esta vez se fueron sombreados.
Al final de cuentas el cambio más notorio de todos fue en Base Dos, esta vez solo una persona salió desde ahí y no en caravana sino en un auto que se fue a toda la velocidad con las ventanas cerradas, a Óscar Ramírez había que protegerlo de "la afición".