Escuchar
El exentrenador de la Selección Nacional Gustavo Alfaro abrió su corazón, luego de finalizar los juegos eliminatorios en Sudamérica programados en setiembre.
El ahora técnico de la Selección de Paraguay publicó un extenso mensaje de lo que le dejaron los primeros juegos con el equipo guaraní, en los que empató 0-0 ante Uruguay y derrotó 1-0 a Brasil.
Cuando dirigía a Costa Rica, el Lechuga hizo un posteo, en donde resumía los primeros seis meses de trabajo a cargo de la Tricolor. Ahora, hace un balance de lo que ha vivido con el equipo sudamericano.
“Pasó la fecha FIFA. Días muy intensos desde nuestra llegada. Muchas cosas por resolver en poco tiempo. Presentación, viaje a Brasil y Argentina para juntarme con algunos muchachos, para escucharlos y expresar mis pensamientos. Charlas telefónicas con el resto. Ganarle tiempo al tiempo.
“Desde que nos vimos, empezamos a jugar. Los espacios de Selección son lugares donde poco es mucho, porque es mucho lo que se juega en muy poco tiempo, tres fechas por delante. También es el lugar donde mucho es poco. Se puede tener experiencia, juventud, talento, recambio, historia y a veces no alcanza. Las paradojas que nos arroja el fútbol. Llegada del plantel a Asunción.
“Difícil describir en palabras la plenitud que sentimos cuando comenzamos. Las condiciones brindadas fueron excelentes. La predisposición de los jugadores hizo el resto. Se veía en sus miradas y gestos corporales los deseos que tenían de recuperarse. Los rincones de charlas en voz baja se llenaron de estridencias, risas y plenitud. Todos al servicio de la Selección, ser parte de un desafío que nos supera en amplitud y altitud. Se comprometieron y brindaron.
“Viaje a Uruguay y demostrar que estábamos de pie. Regreso a casa para diseñar una ilusión. Esa alegría postergada y deseada. El camino al estadio fue increíble, las madres con bebés en brazos, padres con hijos en sus hombros alentando y transfiriendo esa hermosa pasión. Reconocer la actitud y la entrega más allá de un resultado. Un estadio repleto. Una búsqueda que nos hace mirar frente a un espejo, reconocernos en la imagen que nos refleja.
LEA MÁS: Selección de Costa Rica celebra su pase a la segunda ronda del Mundial de Futsal
“Partido y final. Un abrazo infinito, interminable. Un estadio que ruge y festeja. Ojos llenos de lágrimas, fervor, pasión, calor y color. La cara que otorga el fútbol en los espacios de la victoria. Un vestuario que se apaga. Jugadores que vuelven a su destino, la Selección se queda esperándolos.
“Por un nuevo desafío. Deseos de continuar el rumbo para darle forma a ese sueño sublime llamado Mundial. La certeza de comprobar que los jugadores ofrecieron su corazón. La idea es que lo probable se transforme en posible. Duros desafíos nos esperan en el horizonte. Allá vamos”.
