Gerson Gamboa es un muchacho de 22 años, vecino de Guápiles centro, quien siempre ha tenido un gran gusto por los carros de juguete y, además, tenía el talento para pintarlos y decorarlos.
El transformar los carritos empezó como un pasatiempo que mostraba en sus redes sociales; muchos le comentaban que le quedaban muy bonitos y le preguntaron si hacía encargos. Los pedidos empezaron a llegarle en pelota, hasta que el hobby se convirtió en una fuente de ingresos que ahora lo ayudan en sus estudios.
Le empezó a ir tan bien que fue ahorrando y ganando dinero para cumplir uno de sus sueños, comprarse un carro que podría transformar tal como lo hizo con los de juguete, lo cual logró hace un año, en un proyecto que lleva poquito a poco, pero que lo tiene muy ilusionado.
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Ahora tiene un Honda Civic EF 1991 que, al menos, en lo externo ya logró transformarlo como quería. Ahora está en la parte de chanearlo por dentro y en otras partes mecánicas y ahí va poco a poco.
“Siempre, siempre, siempre fui fan de los carillos de juguete, y siempre tuve como la idea de verlos diferentes, modificarlos, pintarlos, hacerles cosas. Desde muy chiquitillo, con lo que hubiera lo hacía.
“Entonces, ya un poquillo más grande, hace como unos tres años o cuatro fue que me dediqué un poquillo más a tomármelo en serio. Yo compraba un carrito, lo despintaba, le cambiaba el color y lo transformaba “, recordó.
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A pesar de que siempre le han gustado los autos, de mecánica no sabía casi nada, pero cuando consiguió la ranita, por su cuenta se puso a aprender tanto en esa área, como en pintura de carros y otros detalles. Gerson es de naturaleza muy curiosa y le gusta hacer las cosas por sí mismo.
“El carro venía muy mal en todos los aspectos; como yo no sabía nada tuve que ir ahí aprendiendo, porque yo mismo soy el que lo ve y lo revisa. Yo lo compré para aprender, entonces yo no veía mal que el auto tuviera un golpe o algo mal pintado, porque yo mismo fui el que lo iba arreglando y lo iba haciendo a mi gusto. Además claro, poco a poco, con muchos conocidos y amigos que me echaban la mano lo sacamos adelante.
“Yo solo quería ver el carro parqueado en la casa, esa era mi ilusión, pero luego me di cuenta que tenía que hacerle y trabajarle muchas cosas que le he ido haciendo, pero desde que lo compré lo visualicé a como está ahorita”, contó.
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Una de las cosas que lo tiene más feliz es la reacción que genera el carro en la gente, pues les gusta mucho; ha generado muchos piropos y a los niños les gusta bastante, ya que lo ven como un carro de juguete en tamaño real, auténtico.
“Desde el primer día que le puse unas calcomanías, lo parqueé en el parque de Guápiiles y llamó la atención. Salí un domingo a medio día y venían a tomarse fotos y hasta la fecha son, prácticamente, todos los días que salgo que pasa. Son chiquillos que vuelven a ver, me piden que lo acelere”.
Gerson es la muestra de un pulseador, al que una afición o gusto personal puede convertirse en algo con que sacarle mucho provecho y hasta la vía para lograr sueños.
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