A finales de mayo se estrenó en Netflix la película “Roberto Baggio: el Divino”, la cual cuenta la historia del exastro italiano, jugador que jugó al lado del exdefensor Gilberto “Tuma” Martínez en el Calcio.
El Tuma compartió con Baggio en el camerino del Brescia, club al que llegó el tico en el 2002.
“Hoy que soy exfutbolista puedo decir que tuve el privilegio de compartir con él. Recuerdo que en el 2002, jugando con la selección nacional la Copa Oro, en el estadio Rose Bowl, en Pasadena, me recordé de él durante el reconocimiento de la cancha, porque fue ahí en donde Baggio botó el penal de la final del Mundial del 94 ante Brasil.
“Ese mismo año, seis meses después me tocó irme al Brescia y lo conocí una semana después de mi llegada, porque él andaba haciendo una pretemporada en Argentina”, manifestó.
Impresionado
Martínez recordó que quedó impresionado cuando vio a Baggio entrar al camerino.
“No dejaba de verlo, de admirarlo, estaba impactado de tener tan cerca al jugador que ganó el Balón de Oro en 1993. Cuando se presentó me dio la mano y conforme pasaron los días uno se da cuenta de que es una persona común y corriente, pero lo que no se puede obviar es que fue y siempre será un gran futbolista”, comentó.
Gilberto recordó que compartió con El Divino cerca de dos años y que mantenían una buena relación dentro y fuera de la cancha.
“Más allá de la relación como futbolistas, había una amistad. Se vacilaba en el día a día. Él es una excelente persona, sencilla, simple, no hace preferencias y es muy carismático.
“Cuando teníamos libre a veces nos invitaba a un asado. A Roberto le gusta la cultura argentina, así que solíamos compartir con su familia”, dijo.
El exdefensor contó que su compañero era una persona muy tranquila, callada y un superprofesional.
“Se distinguía por su profesionalismo y antes de cada partido te hablaba, te aconsejaba sobre todo si el partido era complicado”, expresó.
Para Gilberto, uno de los momentos más especiales que vivió junto a Baggio fue en su partido de despedida contra el Milán.
“Ese partido se jugó el 11 de mayo del 2004, en el estadio de San Ciro. El estadio entero se levantó para ovacionarlo y fue muy emotivo, los aficionados coreaban su nombre y son cosas que uno no olvida.
El tico confesó que cada vez que podía, Roberto le daba una serie de bolados para que se desempeñara.
“Sus consejos me ayudaron a tomar los partidos con serenidad, era una persona muy capaz de manejar la presión, por el tipo de jugador que era. La responsabilidad que llevaba al ser una figura la trasladaba y nos decía que lo tomáramos con tranquilidad y no desesperarnos en los momentos complicados”, aseguró.
El Tuma y Baggio se hablan de vez en cuando por WhatsApp y la última vez que se mensajearon fue hace 9 meses.
“Yo me vine de Italia hace más de un año y conversamos de vez en cuando. La última vez me contó de la película que se transmitiría en Netflix”, aseguró.
Gilberto ya vio la película sobre su excompañero y se le vinieron a la mente muchos momentos vividos en el camerino del Brescia.
“Me parece que detalla bien lo sufrido por las lesiones, las operaciones. Cuando jugamos juntos se lesionó el menisco y el ligamento cruzado de la pierna izquierda y estuvo más de dos meses fuera de la cancha y los que estuvimos con él sabemos cuánto sufrió, porque amaba jugar.
“Creo que la película se apega bien a la realidad y me gustó verla, porque recordé lo que vivimos y lo que él luchó para seguir jugando”, explicó.