El italo-suizo Gianni Infantino fue reelegido este jueves hasta 2027 como presidente de la FIFA, un puesto que ocupa desde 2016, sin oposición y por aclamación, en el 73º Congreso de la instancia en Kigali.
El dirigente de 52 años, ya reelegido en las mismas condiciones en 2019 por los delegados de las 211 federaciones nacionales del organismo, podría mantenerse hasta 2031 al frente del fútbol mundial, ya que su primer período de tres años está considerado como incompleto.
“Os quiero”, reaccionó el patrón del fútbol mundial frente a los delegados en pie, sin que el sistema de voto permitiera saber si había voces disidentes.
En su activo, el italo-suizo puede mostrar un balance financiero sólido, con un alza de un 18% de ingresos y un 45% de reservas en el ciclo 2019-22 con respecto al precedente, que permite a la FIFA aumentar todavía más sus subvenciones a las confederaciones y federaciones.
En el lado de la gobernanza, su último mandato estuvo marcado por una vasta reforma de traspasos, por la institución de una baja por maternidad para las futbolistas profesionales, así como por reglas de proceso disciplinario más protectoras para las víctimas de violencias sexuales.
Ahora, los principales trabajos de los próximos años están en marcha, comenzando por el paso del Mundial masculino de 32 a 48 equipos a partir de la edición 2026, organizada por Estados Unidos, Canadá y México, decidida en 2017 y cuyo formato fue fijado el martes.
Al optar por una fase de grupos con doce llaves de cuatro equipos, el torneo pasará de 64 a 104 partidos, un mastodonte esculpido para hacer explotar los ingresos de billetería y atraer a más difusores.
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Más delicado, la FIFA decidió el 16 de diciembre pasado ampliar su Mundial de clubes de un formato anual de siete equipos a una competición cuatrienal de 32 conjuntos a partir de 2025. Un proyecto que Infantino trata de poner en marcha desde hace tiempo para competir con la lucrativa Liga de Campeones de la UEFA, pero que se anuncia como difícil a insertar en el calendario.