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Fútbol colombiano se ahoga por denuncias de acosos sexuales y laborales

Febrero y marzo han sido dos meses intensos para la dirigencia de este deporte en territorio cafetero

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Rompieron el silencio y el eco aún retumba. El fútbol colombiano enfrenta una oleada de denuncias de acosos sexuales y laborales que lo dejan muy mal parado tras la mancha dejada por el narcotráfico.

La futbolista Daniela Montoya (centro), en una concrentación previa al Mundial de Canadá. Foto: Diario El País

El velo empezó a correrse en la selección colombiana de fútbol femenino, le siguió la sub-17 de mujeres y un grupo de árbitros agrandó el escándalo. Todo entre febrero y el 12 de marzo.

"Estamos teniendo un momento supremamente importante en el fútbol colombiano, porque se acabó el miedo" a denunciar, señala el analista Alejandro Pino.

"Hay una generación de futbolistas, sobre todo las mujeres, que tienen una preparación más allá de lo deportivo y que son conscientes de reclamar sus derechos", agrega este periodista que venía denunciando desde antes irregularidades en este deporte.

Aunque sin los estragos que dejó el narcotráfico en los años 90, que se apoderó de clubes y tocó a la selección cafetera, este escándalo remueve los cimientos del deporte.

El “Me too” (es el nombre de un movimiento iniciado de forma viral como hashtag en las redes sociales. Surgió en octubre de 2017 para denunciar la agresión sexual y el acoso sexual), cafetero se divide en cuatro actos.

Carolina Rozo cree que no volverá a ser la misma. Esta fisioterapeuta, de 38 años, lideró las denuncias por presunto acoso sexual en el fútbol femenino.

El moviento Me Too se ha movido por todo el planeta. Foto: Diario Chaco

Trabajó medio año con la sub-17 cuando se preparaba en Bogotá para el Mundial de la categoría que se disputó en Uruguay en diciembre de 2017 y el Suramericano de Argentina en marzo del 2018.

Entonces vivió días "terribles". Las agresiones empezaron, según cuenta, con piropos e insinuaciones del técnico Didier Luna para que entablaran una relación.

En enero de 2018 "me dice: 'Solo quiero que me regales un pedacito de tu corazón' (...) Yo le digo: 'usted está mal, usted no tiene que hacer esto, este no es mi objetivo, por favor respete'. Él se molesta muchísimo, se pone muy bravo, y me dice 'Ah bueno, no le ruego más, asuma las consecuencias'".

Rozo asegura haber expuesto la situación ante su superior, pero solo hasta que las denuncias tuvieron eco en los medios, la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) revisó la continuidad de Luna, cuyo contrato finalizó en noviembre. El puesto está vacante.

Además acusa al entrenador de tocarles el trasero a las jugadoras, retarlas a besarlo y llamarlas lesbianas. La fiscalía imputó a Luna, que niega los señalamientos, por acoso sexual.

John Cano sintió que algo raro pasaba con su hija. La joven, cuya identidad se mantiene en reserva por ser menor de edad, formaba parte de la sub-17 que se preparaba para el Suramericano de Argentina.

"Me contó que un tipo de estos había tratado de sobrepasarse con ella. Había tenido una recuperación y este tipo se le metió a la habitación y había tratado de abusar de ella", afirma a W Radio.

El señalado es Sigifredo Alonso, preparador físico de la selección que dirigía Luna.

El ruido empezó con las futbolistas de la absoluta Isabella Echeverri y Melissa Ortiz, que señalaron al exentrenador Felipe Taborda de hacer cobros en las convocatorias y exigir pagos por uniformes.

Carolina Rozo (centro) y dos futbolistas de las categorías inferiores de Colombia. | Foto: TwitterDes

Taborda, que dejó el cargo en noviembre de 2016 tras clasificar a la tricolor a su segundo mundial, Canadá-2015, lo niega y la FCF dice no tener quejas formales en su contra.

Pero además 17 jugadoras firmaron una declaración denunciando abusos laborales, como no pago de viáticos, ausencia de reconocimiento de gastos médicos cuando se lesionaban y tratamiento diferencial respecto a los hombres.

Aprovechando el escándalo en el fútbol femenino, los exárbitros Harold Perilla y Carlos Chávez señalaron de acoso sexual al exjuez FIFA y mundialista Óscar Julián Ruiz, uno de los más importantes de Sudamérica.

Imer Machado y Óscar Julián Ruiz, en sus tiempos de árbitros. COLPRENSA

También asegura haber vivido escenas similares durante su década como árbitro (2007-2017). Por haberse negado a los supuestos pedidos de Ruiz, presuntamente enfrentó una persecución que frenó su carrera.

Chávez, en tanto, dice que Ruiz lo manoseó al término de un partido en 2008. "Salí de las duchas y me tocó la cola", dijo a W Radio.

En 2012 el exjuez Germán Sánchez demandó a Ruiz por acoso sexual, pero no prosperó por falta de pruebas.

Machado no respondió a los llamados de AFP, mientras que Ruiz, actual instructor de Conmebol, afirmó que no se pronunciará por "instrucción de los abogados".

En Colombia la impunidad es del 90%. Expertos y víctimas coinciden en que ya hicieron lo más difícil: denunciar. “Ya hicieron la bulla, lo importante es que no se pierda”, sostiene Pino.

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