Gabriel Solera y Roy Rojas son dos atletas que corren lado a lado, codo a codo, cuando se tiran al asfalto no se separan uno del otro, porque, la verdad, no puede hacerlo, al ir atados por una cuerda en sus manos.

Correr de manera tan singular tiene una justificación muy fuerte y noble, Roy es un corredor con discapacidad visual y Gabriel es su guía en la calle, por ese motivo van amarrados.

Una fundación denominada “Con otros ojos”, ayuda a atletas tan especiales con corredores regulares que hacen de sus guías para que nadie se pierda la dicha de hacer deporte.

Hace poco más de un mes, en la Flamingo Beach Marathon, en Santa Cruz, Guanacaste, la fundación estuvo representada por un grupo que dio todo un ejemplo de qué cuando se quiere, no hay obstáculos que valgan, fueron de los más aplaudidos en la competencia.

La Teja fue testigo de cómo se hace deporte con otros ojos, como nos contaron los integrantes del grupo, quienes tienen un reto muy fuerte para que todo salga bien.

“El primer entrenamiento inició hace seis meses, en marzo, uno tenía un poco más de experiencia corriendo a solas, pero nada como el trabajar en equipo, porque es algo que inicia desde el transporte, los entrenamientos y una asistencia.

“Al final lo que más llena el corazón es poder ayudar, ese es el motivo por el cual hacemos esto por la fundación, que es la que nos abierto las puertas y también nos ha dado otra forma de ver las carreras, ya no tanto de concentrarse solo en uno, sino en dos corazones, por decirlo así, lo que llena el doble”, explicó Gabriel sobre la noble idea.

Una de las cosas que más motiva a Roy es escuchar el apoyo de los otros corredores y representaron una inspiración en su primera carrera de seis kilómetros.

“Es muy bonito escuchar el apoyo de la gente, que le digan a uno, ‘vamos, usted puede’, ‘siga adelante’, ‘felicidades, muy bien’, uno se motiva un montón a pulsearla. Esto para nosotros es superimportante, porque nosotros tenemos nuestra movilidad, andamos por todo lado, pero no podemos correr, porque nos matamos por ahí, pero ya con un guía poder hacer todo esto es muy satisfactorio.

“Fue mi primera vez, en realidad vine porque un compañero no pudo venir, ahí estaba el campo y pues me animé. Con Gabriel fue todo un reto porque yo nunca había corrido con alguien y es difícil coordinarse, pero ahí nos salió bien y puede ser el inicio de una carrera de atletismo bonita”, dijo Rojas.

Roy no tuvo mucho tiempo para entrenar con Solera, pero aún así, se la jugaron bonito. El grupo gasta horas de horas en entrenamientos, conociéndose al punto que a la hora de correr ya siguen las diferentes estrategias y pasos casi sin siquiera hablarse.

“Es que es casi que conectar la mente, usted literalmente se vuelve los ojos de ellos, al punto que ellos tienen que adivinar casi que significa que uno mueva un toquecito la cinta que andamos que nos une, cualquier movimiento que uno haga ellos ya saben que les toca hacer, pues debemos ir igual.

“La fundación ya puso las bases con este tema del atletismo y ya pronto vendrá senderismo con ellos, ciclismo, con las bicicletas en tándem y así sucesivamente”, agregó Gabriel.

Claro, una carrera con una ruta segura, ordenada como la de Flamingo, ayuda mucho a este tipo de corredores.

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Cambia la vida

Leonardo Segura, es otro atleta con discapacidad visual que se siente muy motivado de poder ponerse las tenis y salir a correr gracias a la ayuda de otros, pues también está integrada otra fundación llamada Fundaprogreci.

“Mi experiencia como atleta es muy motivante, porque pues sí, uno corre con otros ojos y llega a ser equipo y se compenetra mucho con la otra persona, sino fuera por el apoyo de los compañeros guías uno no podía hacer estas cosas que le gustan, hacer deporte como el resto de las personas”, contó.

En Flamingo, corrió diez kilómetros al lado de Pedro Quintana, su guía, quien define la experiencia como algo de otro mundo.

“Para nosotros los guías es realmente algo muy diferente, porque vamos pensando en mi paso, en el paso del compañero, de la persona que viene atrás, de quienes vienen a los lados al frente. Nosotros ya nos vemos como familia porque realmente pasamos mucho rato compartiendo, entrenando.

“Esperemos en un futuro no ser ocho, diez, ni doce, sino que sea mucho más grande el grupo para que se sigan motivando más personas que tal vez están con un poco de miedo, ya sea una persona con discapacidad o un compañero que quiera ser guía, están las puertas abiertas”, comentó.

Cualquiera que quiera integrarse al proyecto, ya sea como atleta o guía puede buscar a la fundación en el Facebook o el Instagram de Con otros ojos y darse cuenta que es capaz de mucho más de lo que se imagina.