¿Cambiaría su actual carro con un desconocido para conseguir el chuzo de sus sueños? Pues Ricardo Villanueva se mandó al agua al hacer eso para recibir un Volkswagen Buggy y el tiempo le dio la razón, pues esa arriesgada movida le trajo muchas alegrías.
Ricardo hizo ese trato hace seis años y en la sección del Chuzo de la Semana nos contó cómo se gestó todo. Lo que al principio pintaba peligroso, al final fue exitoso gracias a su pasión por los carros.
“Eso fue así, un día en la noche anunciaron que vendían el Buggy en una página web, el anuncio decía: ‘Cambio Buggy por otro carro’. Me comuniqué con la persona, le comenté que tenía un Volkswagen New Beetle y el señor de una me dijo que hiciéramos el trato, porque era lo que andaba buscando.
“Entonces acordamos hacer el cambio al día siguiente en San Ramón de Alajuela, a las 8 a.m., donde él vivía. Llevé el carro, quedó como loco, vi el Buggy, me encantaba y tras unos minutos conversando llegamos a un acuerdo de intercambiarlos”, contó.
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La movida no fue tan color de rosa como se imaginaba, porque el Buggy tenía un problema mecánico, aún así mantuvo su posición y siguió con la negociación.
“Fue una gran decisión, eso sí, fue de mucho riesgo, porque el día que probé el carro, el señor me dijo que tenía un problema en el motor, hacía un extraño ruido y las marchas no le entran, botaba la segunda y tercera. Lo comprobé y tenía razón, el motor y la caja estaban dañadas, pero aún así lo compré y valió la pena”, comentó.
Además, el antiguo dueño estuvo dudando de hacer el trato por el papeleo, porque el abogado no podía llegar ese día, pero Villanueva hizo otro trato con él y aceptó.
“Me dijo que podíamos hacer el cambio otro día, pero le respondí que no, el carro me lo llevaba ese día, entonces le pareció bien, pero no estaba la firma del abogado y dijo que hiciéramos el papeleo la siguiente semana, le dije que estaba bien, pero aún así me llevaba el buggy ese día, entonces intercambiamos las llaves y así quedamos”, relató.
Duro desafío
Con las llaves en mano y al conocer los problemas que tenía en el motor, pensó un plan para llevárselo a su casa en Heredia, se arriesgó de manejarlo así y contra todo pronóstico le fue bien.
“El primer susto que tuve apenas lo compré fue cuánto me cobraba una grúa desde San Ramón a Heredia, lo que hice fue montarme al carro, le di llave, lo manejé hacía Heredia para que, en caso que se apagara, pagar menos plata por la grúa.
“Al final pude llegar a Heredia, el carro dio fallas, pero no eran de gravedad, lo llevé donde un amigo para que lo revisara y cuando llegó al taller, el motor se trabó por completo”, explicó.
Desde ese momento, pasó casi un año en el taller, le arreglaron el motor y la caja de cambios. Con eso listo, se lo llevó a Parque Viva a correr y de paso sacar piropos de la gente.
“A la gente le gusta mucho, porque les recuerda mucho a los carros de playa, pero en mi caso lo uso más para correr en los interclubes de Parque Viva.
“Ahí he hecho de 20 a 22 circuitos completos con el Vocho Club y la gente se queda asustada porque dicen que cómo corre tanto pese a su estructura, yo les digo que es solo técnica de manejo”, finalizó.