Jorge Madrigal Ureña reconoce que anduvo con muchas antes de encontrar el amor verdadero.
Así describí este fiebre de los motores su relación con su amada vespa después de haber probado todo tipo de motocicletas.
Las vespas los trastornan y en este momento chinea una Rally 200 Piaggio, modelo 1977.
¿Qué cuidados debo tener con la instalación eléctrica de mi vehículo? |
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“No es recomendable alterar, modificar o hacer cualquier tipo de adaptación al sistema eléctrico del vehículo ya que esto puede provocar daños a la computadora o sensores por mencionar algunas cosas. Inclusive se pueden dar sobrecargas que calienten el cableado eléctrico y provocan llamas que quemen el carro por completo, así que busque a un profesional bien calificado si va a realizar algún trabajo como instalar la radio, una alarma o los halógenos”, Bryan Guido, mecánico automotriz (teléfono: 8603-5135). |
“Está completamente restaurada, lo único que tiene distinto es el color porque se le puso rojo, tiene unos dos años que la encontramos en un garaje, la tenían abandonada y me la dieron con todo. Tengo todos los marchamos desde el 77 hasta hoy y todas las revisiones desde que empezaron a hacerse hasta la fecha, así como el manual original”, contó orgulloso Jorge.
Este profesor de educación física, profe de natación y quien tiene una agencia de aduanas nos contó cómo fue su experiencia con esta hermosa bichita.
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–¿Cómo inició su gusto por las vespas?
Antes tuve motos chiquiticas de baja y de alta cilindrada, todas cumplían pero ninguna terminaba de convencerme, así que vendí la que tenía y me quedé solo con el carro.
Sin moto se me complicó la cosa, por lo que me compré una vespa original modelo 94 y empecé a andarla, pero desde que la compré casi que la empecé a reparar porque se me apagaba a cada rato. Pero, pese a todo eso quedé enamorado, porque es otra cosa andar sentado en una vespa.
–¿Y cómo consiguió esta moto?
Empecé a conocerla, a chinearla y a repararla y comencé a aprender más sobre los motores clásicos. Me metí a averiguar sobre ese mundo de vespas y cuando buscaba información me apareció esta moto, la cual tenía años parqueada. Le pusimos gasolina, le dimos pata y arrancó, así que de una vez hablé con el mecánico, la revisó y me dijo que estaba bien y que solo debía meterle amor. La compré y vendí la original para dedicarme más tiempo a esta.
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–¿Cuál era su idea?
No fue solo restaurarla, sino que fuera funcional, el motor nunca se ha abierto, se dejó como estaba y le hice cambio de cable. Además se tuvo que tocar el sistema eléctrico porque no tienen retrovisores ni direccionales, los cuales se los tuve que poner para andarla. Nos llevamos la sorpresa que no necesitaba nada, solo una buena pintada y estéticamente se ha mantenido original.
El asiento lo mandamos a tapizar de nuevo para que quedara bastante cómodo, la llevamos a Riteve y nos pasó superbién. Yo la uso de dos a tres días para ir a trabajar.
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–¿Pero qué tienen las vespas de diferente con respecto a otras motos?
Las vespitas son diferentes, pueden haber cuatro que parecen iguales pero cada una tiene su alma, ninguna queda igual que otra y la forma en la que uno va sentado es diferente. Solo tiene cuatro velocidades y ese olorcito a mezcla le dan un toque muy especial. Es una moto para disfrutarla, para andar tranquilo y muy cómodo, lo cual la diferencia de las otras.
Tuve una pistera, armada totalmente racing y esa es un gran estrés porque todo mundo quiere andar rápido y acelerarla, por lo que no se disfrutaba; en la vespa a un lugar que se llega en quince minutos uno se toma media hora porque va despacito y cómodo. Además hay que sacarla en la mañana y ponerla a calentar no como las otras.
Una vez al mes tengo que ir a la playa a dar entrenamientos en el mar (Punta Leona, Herreradura o Jacó) e igual me voy en la vespa porque es bastante divertido y aunque en carro dure solo una hora prefiero irme dos horas antes para disfrutar el viaje.