La salida de Gustavo Alfaro como técnico de la Selección Nacional dejó una realidad que no suele pasar en otros casos, pues una cláusula de salida logró amarrar, al menos, una platica para la Fedefútbol.

Lechuga dejó de ser el entrenador de la Tricolor este viernes, luego de un mes de incertidumbre por la oferta que le pusieron en la mesa para dirigir a Paraguay.

El entrenador, gracias a esa cláusula, no podía renunciar sin recibir una sanción (un monto económico) por no respetar el contrato.

Habría funcionado igual si los resultados del entrenador no hubieran sido buenos y Costa Rica decide despedirlo. En ese caso, la cláusula de salida debía pagarla la Federación. Es como una especie de protección que tenían ambas partes.

Esa cláusula de salida era de 600 mil dólares y estaba amparada en el contrato que se estableció entre la Federación y el cuerpo técnico encabezado por Alfaro.

“La cláusula estaba metida para las dos partes. Tenemos un contrato y debería ingresar en caja un dinero por ahí. Si lo analizamos desde el punto de vista económico, la verdad es que está bien. Esa es la industria en la que estamos ”, explicó el presidente de la Fedefútbol, Osael Maroto, este viernes en conferencia de prensa.

Noel Ibo Campos, miembro de la Comisión de Selecciones, dijo que la rescisión de contrato hizo que la parte que incumplió, en este caso Alfaro, tenga que pagar la penalidad y eso es positivo porque al menos se genera un ingreso para la Federación.

“Las dos partes acordaron que si una de las dos rescinde el contrato, hay una penalidad. El contrato estaba hasta la clasificación al Mundial”, detalló.

Eso sí, como una pérdida, considera que hubo un desgaste en la relación afición - Selección en ese mes de incertidumbre.

“Perdemos un entrenador con un alto nivel de conocimiento. Nunca habíamos tenido la experiencia de contar con un cuerpo técnico con siete personas, con dos asistentes técnicos, dos preparadores físicos, un entrenador de porteros y un analista de video. El giro comercial en Costa Rica no nos permite tener esos lujos”, expresó Campos.

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Mientras tanto, Leonardo Vargas, presidente de Cartaginés y miembro del Comité Ejecutivo, está de acuerdo en la forma en que salió Lechuga.

“Era una posibilidad, siempre bajo los términos del contrato, de mi parte lo acepto sin problema”.

La base

En el aspecto deportivo, Alfaro dejó una base importante de futbolistas jóvenes que demostraron, en la Copa América, que hay material. Evidentemente, necesitan crecer, pero el entrenador que venga (interinamente será Claudio Vivas, director de selecciones), al menos no empezará de cero.

No obstante, según el analista Tomás Fonseca, debe haber un diálogo entre los federativos y el nuevo técnico, donde se dejen las cosas claras, sin que suene a imposición de sistemas o jugadores, para que aproveche esa base que se construyó.

“Es bueno conversar, acercar posiciones, si hay diferencias de conceptos entonces llegar a acuerdos. Pero la Federación debe tener una idea clara, por ejemplo, determinar que se va a jugar con línea de cuatro y buscar entrenadores con esas características”.

Vargas también se refirió a la parte deportiva y dijo que se pueden aprovechar algunas situaciones de Alfaro.

“Nos deja información suficiente para seguir adelante. Igualmente, en mi opinión, en un porcentaje muy alto, los éxitos a nivel internacional han sido por la calidad de nuestros futbolistas y eso nadie se lo puede llevar, así que el técnico que venga en el futuro va a contar con eso”, expresó.

Aunque se asegura un ingreso económico por la cláusula de salida, el verdadero desafío estará en cómo el próximo entrenador aprovechará el trabajo realizado hasta ahora para guiar a la Tricolor hacia sus objetivos futuros, sin empezar de cero, pero con la responsabilidad de dar el siguiente paso hacia el éxito internacional.