María Andrea Apú, esposa del futbolista Michael Barrantes, tiene una serie de sentimientos encontrados con Wuhan.
Ella se contagió, en agosto, de covid-19, virus que nació en esa ciudad china, pero en ese mismo lugar nació su segundo hijo llamado Enzo, en el año 2016, cuando se fue a vivir allá con su esposo y su otro hijo Arjen, porque el volante firmó por un año con el equipo Wuhan Zall.
Para ese entonces, Arjen, el hijo mayor de la pareja tenía 3 añitos y el 31 de mayo nació Enzo.
“La ciudad me encantó, por mí me hubiera quedado allá. Es un lugar con mucho orden, jardines, había mucha seguridad y no teníamos problemas con la comida o tiendas, porque vivíamos en torres de apartamentos, en donde había supermercados y otros establecimientos”, expresó Apú.
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María Andrea contó que se hizo muy amiga de ticos que vive en Wuhan, así como de algunos chinos de la localidad, por lo que cuando empezaron a trascender las noticias acerca del nuevo virus, estaba bastante preocupada por lo que le contaban sus conocidos.
"Creo que algunos fuimos ingenuos al pensar que el virus no llegaría al país. Mis amigos nos contaban que la ciudad estaba colapsada, no podían salir, no se podía comprar comida, la gente no estaba preparada para vivir así, porque todo fue de un momento a otro.
“Una amiga me contaba que se quedó con una lata de atún y la rindió lo más que pudo. Me decía que prefería dormir, así no le daba hambre. A nosotros nos pasaban fotos con el panorama real, muchas veces en las noticias se veían cosas, pero lo que pasaba era más duro”, recordó.
La esposa de Barrantes comentó que en una ocasión visitó el Mercado Mayorista de Mariscos de Wuhan, lugar donde se originó el virus, a finales del año pasado.
“Los animales están vivos, ya que en la cultura china, si compro un animal muerto, es porque está malo. Ahí vimos caracoles, serpientes, sapos, ranas. Yo no comí nada, porque sentía ascos debido al embarazo, pero Michael sí experimentó con la comida”, agregó.
Aunque la familia se regresó al país en el 2017, Apú dice que es inevitable no pensar en qué hubiese pasado si ellos hubieran estado viviendo allá cuando reventó la pandemia.
“Cuando veía las noticias le decía a Michael, ‘¡qué dicha que nos vinimos!’, porque salir de China hubiera sido muy complicado. Se habían cerrado las fronteras y en un viaje se puede tardar hasta 37 horas, con escalas. Si estuviéramos solo Michael y yo sería diferente, pero con hijos, uno debe pensar en el bienestar de ellos”, dijo.
Tenía un bichito
Aunque ellos huyeron del virus, inconscientemente, el “bichito” los persiguió.
“Un vecino se contagió y Michael le contó al doctor del equipo, quien nos pidió aislarnos. Once días después él (Michael) nos pagó la prueba, para estar seguro de volver a la cancha. La prueba nos la hicimos el 4 de agosto y un día después nos dieron el resultado", recordó.
La pareja de Michael dice que ellos nunca presentaron síntomas y que recuerda que primero le dieron los resultados de las pruebas de su marido y de sus hijos y por suerte, eran negativos.
Sin embargo, cuando recibió el suyo, casi se va de espaldas.
“Mi caso fue atípico, era totalmente asintomática y me preocupaba porque todos los días compartía con los chicos, jugábamos mucho y me daba miedo contagiarlos. Antes de darme cuenta, todos los días en mis oraciones le pedía a Dios que si alguien debía contagiarse en la familia, era yo, que no fuera Michael, que es un jugador de un equipo grande”, manifestó.
María Andrea también rezaba porque sus papás y su suegra tampoco estuvieran contagiados todos tienen factores de riesgo y habían tenido contacto con ellos.
"Dormía en un cuarto aparte y Michael dormía con Arjen y Enzo. Desinfectábamos la casa y empecé a usar careta y mascarilla las 24 horas. Comía aparte, usaba mis propios utensilios, pero sin duda, lo que más me dolía es que en algún momento ellos me querían abrazar y yo les decía: ‘mamá tiene un bichito’ y se me partía el alma, porque nosotros somos muy cariñosos”.
Dos meses después de que se confirmara el diagnóstico, a inicios de octubre, María Andrea tuvo dolor de oídos y dolor de cuerpo. Se hizo un chequeo y se detectó que a raíz del virus, su cuerpo no estaba bien del todo.
“Así estuve una semana, me dijeron que este es un virus que a veces cuesta que salga y que podía ser normal que presente síntomas”, agregó.
La esposa del futbolista nunca pensó que en este tema ella sería la figura y agradeció el apoyo de su familia y de algunos de sus amigos.
“Me resintió que mis vecinos se hicieran a un lado. No sé si es por falta de conocimiento, pero no está bien visto que cuando uno necesita a la gente, se aleje", finalizó.