En la cancha se le ve feliz celebrando los triunfos del equipo rojinegro, pero si hay alguien que sabe de ansiedad, de depresión, del sentirse vacío por dentro, sin explicación, es Fabiola Villalobos, defensora de Alajuelense y de la selección mayor.
La futbolista puso de manera valiente y muy sincera el tema de la salud mental sobre el tapete en el documental Leonas, el cual se estrenó este miércoles y en el que se relatan las historias de diez futbolistas manudas, incluida la de ella.
Fabiola llevaba años luchando contra la ansiedad y la depresión, tema que trató justo a tiempo para salir adelante y que ahora acepta con el objetivo de que otros aprendan de su experiencia.
En las salas de cine de Nova Cinemas, quienes vayan desde este jueves a ver el documental, verán la historia de una mujer que abrió su corazón como nunca antes. Incluso, reconoce que muchas de sus compañeras del club ni siquiera sabían de esto, solo algunas personas contadas con los dedos.
La historia de Fabiola es una de las que más llama la atención porque esos males pueden afectar a cualquiera y porque durante la pandemia fue un tema que se incrementó.
“Fue realmente un paso un poco complicado de dar, como lo digo en el documental, es algo que siempre me lo guardé, toda mi vida lo tuve ahí, no es algo que hablara con nadie, podría decir que realmente son contadas las personas que lo sabían.
“Decidí abrirme porque es algo que viven muchísimas personas, es muy importante que se normalice el tema de la salud mental, el ir al sicólogo, el padecer todos estos temas, todos esos que toco, creo que era una oportunidad para hablarle a todas esas personas que esto es algo que se vale, que pasa, que está bien”, explicó la rojinegra ante consulta de La Teja.
A sus 24 años, Fabiola sigue peleando como toda una guerrera, pero ya no se deja todo aquello adentro, para evitar explotar como una bomba de tiempo, sobre todo porque ya sabe cuáles son las consecuencias. Ella ya las ha sufrido.
Doloroso. Por el dolor que sintió en algún momento, reveló que hasta llegó a cortarse en algunas ocasiones. Prefería el dolor físico al interno y con el tiempo algunas marcas que le quedaron las borró con tatuajes.
La jugadora, vecina de barrio Claret, en Barrio México, en el puro corazón de San José, pidió unos días de tiempo para pensar cuando le propusieron la idea de contar su historia, lo discutió con la almohada, hasta que decidió que más que por ella, quería que el tema se tocara por las demás víctimas.
“Hay muchas personas en el mundo que sufren de depresión, ansiedad y demás cosas, quise contarlo para que deje de ser un tabú, era una ventana, una posibilidad de hablarle a todas esas personas y al público para que entiendan un poquito del tema”, destacó.
Ante la cámara soltó todo lo que tenía dentro, se desgarró contando su historia, fue además algo muy terapéutico para ella.
“Al final siento que me quité como un caparazón de encima, sentía que vivía como detrás de un muro. Yo me veo superseria hasta fuera de la cancha y me mostré vulnerable al frente de todo mundo por primera vez, conté quién soy en realidad, una parte de mí que me acompaña a todo lado”.
Fuertes cifras. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el reporte de setiembre del 2021, se estima que un 3,8% de la población mundial padece de depresión, incluidos un 5% de los adultos y un 5,7% de los adultos de más de 60 años. Se estima que alrededor de 280 millones de personas pasan por esto.
Los datos de la OMS reflejan casualmente que la depresión afecta más a las mujeres que a los hombres por diversos factores, además que en países como Costa Rica y otros de ingresos bajos y medios, el 75% de las personas no recibe tratamiento.
El testimonio de Fabiola invita a hacer consciencia de estas cifras alarmantes que, además, se habrían disparado en más de un 25% con la pandemia, según las cifras de la OMS y de la Organización Panamericana de la Salud.
“El pedir ayudar es algo que se complica muchísimo, uno se encierra y cree que puede asumirlo y llevarlo solo y creo que eso es mentira, al final todos necesitamos un poco de ayuda de la manera que sea. No importa si uno es creyente o no, una ayuda de quien sea, se vale pedir ayuda. La pandemia llegó a sacar muchos monstruos o demonios que muchos tenemos adentro.
“Todo mundo sabe que uno tiene que tener salud física, que tu cuerpo tiene que estar bien, vas al doctor, al nutricionista, al dentista, pero vemos al sicólogo como algo que tienes que estar mal para ir, le hemos puesto una etiqueta y no es cierto, quería normalizar y alzar la voz al respecto”.
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