El exseleccionado inglés Kieron Dyer contó que las apuestas deportivas eran algo habitual entre los futbolistas del combinado nacional de ese país.
En Inglaterra están asustados con las confesiones de Dyer sobre la selección que representó a ese país en el Mundial de Corea-Japón 2002 y la Eurocopa Portugal 2004.
El oriundo de Ipswich reconoció que "las apuestas eran una droga" y que varios jugadores "eran adictos" dentro del plantel.
"En aquella selección había una grave adicción al juego en las concentraciones. Cuando nos eliminaron de la Eurocopa del 2004, un jugador había perdido más de 100.000 libras (aproximadamente ¢83 millones)", explicó el exdeportista en diálogo con Daily Mail.
En esa edición del certamen europeo, el equipo dirigido por el sueco Sven-Göran Eriksson quedó fuera del torneo al caer en cuartos de final por penales ante Portugal.
LEA MÁS: México se pone las pilas para ser sede junto a Estados Unidos y Canadá del Mundial del 2026
“Los niveles a los que llegamos eran una locura. Apostábamos en las habitaciones. Nuestra droga era apostar y había un grupo que éramos adictos. En la Eurocopa de 2004, después de una semana, había perdido 46.000 libras (¢38 millones), pero pasé de deber eso a tener más de 50.000 (¢42 millones). Estaba fuera de control”, reconoció el exficha del Newcastle y West Ham.
Durante la entrevista, Dyer contó una anécdota que refleja a la perfección la situación que se vivía dentro de ese plantel.
“Al acabar aquella Eurocopa, un jugador debía tanto dinero que nos suplicó para hacer tratos. Las cantidades que jugábamos eran tan altas que con una mala racha podías perder fácilmente medio millón”, expresó.
“Era el jugador de cartas con menos suerte que he visto nunca, o el peor. Cada vez que coincidimos en la selección yo lo machacaba y ganaba todo su dinero. Me debía tanto que me pidió si podía pagarlo a plazos. Durante un tiempo, recibía transferencias bancarias suyas todos los meses”, narró Dyer.
Michael Owen, una de las figuras del plantel inglés durante el Mundial 2002, tuvo un papel clave dentro de ese entramado de apuestas que reinaba dentro del equipo.
”Él se ofreció para funcionar como la 'casa de apuestas'. Recuerdo que en el partido de Corea del Sur contra Italia, aposté 500 libras a que eliminaban a los italianos, acerté y de pronto Michael ya me debía 8.500 libras″, recordó.
“Justo después de que regresamos del Mundial del 2002 se filtró la historia de que Michael Owen le debía 30 mil libras a un compañero. Y sí, yo era esa persona. La verdad, sentí pena por él porque todo lo hizo de manera voluntaria”, sostuvo.