El exfutbolista del Manchester United, Ryan Giggs, volverá a ser juzgado por violencia doméstica, según lo que decidió la justicia británica después de que un juicio que terminara en agosto sin veredicto.
Tras tres semanas de vistas en Mánchester, el jurado del primer proceso fue incapaz de ponerse de acuerdo sobre la culpabilidad o inocencia del exatacante y entrenador galés, 48 años, acusado de agredir a su expareja y a la hermana de ella.
Dada la congestión en los tribunales británicos, se fijó para el 31 de julio del 2023 la fecha del nuevo juicio, que debe durar entre tres y cuatro semanas, decidió el juez en una breve vista en el Tribunal de la Corona de Mánchester.
Giggs reaccionó declarándose, en un comunicado, “obviamente decepcionado” de que la justicia haya decidido repetir el juicio.
“Mantengo mi declaración de inocencia sobre todos los cargos. Confío en que al final se hará justicia y mi nombre quedará limpio de toda acusación”, agregó.
El exfutbolista seguirá en libertad condicional hasta el nuevo proceso.
Los cargos que se le imputan se remontan a una violenta discusión ocurrida el primero de noviembre del 2020, cuando la policía fue llamada a su casa.
El dos veces ganador de la Liga de Campeones con el Manchester United fue detenido y posteriormente puesto en libertad.
Según la acusación, Giggs atacó violentamente a su novia Kate Greville y a la hermana de esta, Emma, hiriendo a la primera en el codo y en los labios.
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Entre lágrimas, Kate Greville describió el comportamiento “agresivo” de su expareja.
Esta directora de relaciones públicas, de 36 años, que conoció a Giggs por su trabajo, explicó durante el juicio que “estaba locamente enamorada de él”, pero que “hubo claras señales de alarma” desde el principio.
Él negó, sin embargo, haber cometido nunca actos violentos contra mujeres y justificó las heridas por un “choque involuntario” cuando forcejeaba con su compañera por un teléfono móvil.
Tras 20 horas de deliberación, el jurado no pudo llegar a un veredicto.
Giggs fue nombrado seleccionador de Gales en enero del 2018 y llevó al equipo a los octavos de final de la Eurocopa del año pasado.
Pero dimitió en junio, asegurando que no quería que este caso perturbara los preparativos del equipo para el Mundial del 2022 en Catar, la cuarta participación de la selección galesa en un gran torneo desde el Mundial de 1958.