El domingo anterior, Verónica Angulo, esposa del portero de Pérez Zeledón, Bryan Morales, le daba pecho a su bebé Kai, de mes y medio de nacido, mientras observaba la mejenga entre manudos y generaleños.
Al minuto 32, cuando el rojinegro Jurgens Montenegro golpeó la frente del arquero en un intento por ganar la pelota, Angulo entró en una crisis nerviosa, pues vio a su esposo en el piso, con la frente llena de sangre.
“Cuando vi a Bryan en el piso pensé que era un golpe normal, pero cuando pasaban los minutos y vi que tenía sangre tuve que quitarme al bebé del pecho porque me puse muy nerviosa. Casi me vuelvo loca, pero por dicha estaba conmigo Nayuribe, la esposa del fisioterapia del equipo y me ayudó”, expresó Angulo.
Verónica aseguró que su familia le escribió para pedirle que mantuviera la calma y que ellos estaban para apoyarla y que ellos sabían que Bryan es un muchacho fuerte.
Angulo dice que a ella no solo le preocupaba la lesión de su marido, sino que el jugador se descompensa cuando ve sangre.
“En julio del año pasado le pasó algo similar en un partido contra Jicaral. En esa ocasión le hicieron seis puntadas en la cabeza y ahora él me decía que no sintió lo mismo de aquella vez.
"Lo que sentía era un ardor en la frente y por un rato no se había notado la sangre, hasta que escuchó que la gente empezó a decir: ‘mae, vea le abriste la frente’ y ahí notó que tenía los guantes llenos de sangre”, expresó.
Jugó con la herida abierta
Angulo, quien es periodista, afirmó que por su mente pasaron muchas cosas.
"Yo decía, ‘se puede desmayar en la cancha’, estaba muy preocupada. Me comuniqué con el fisioterapeuta del equipo y me dijo que lo veía bien, también le pregunté al periodista Minor Solano cómo estaba y me dijo que lo habían rajado.
“Cuando terminó el partido logré hablar con él y me dijo que estuviera tranquila, que no le dolía tanto la herida, que sentía un ardor, pero nada más”, dijo.
Ya con más calma, el portero y su amada conversaron sobre lo ocurrido y ella no podía creer que el arquero jugó todo el segundo tiempo del partido con la herida abierta.
“La herida debía estar muy limpia para poder coserla y si lo cosían apenas se lesionó, podía quedar mal, entonces le colocaron un vendaje y cuando terminó el partido, en el estadio les prestaron el consultorio y ahí le cerraron la herida y lo vendaron”.
De lo que no se salvó Morales fue de la regañada de su mujer por haber seguido jugando así.
“Él me dijo en todo momento que estuvo bien, que lo único que le daba miedo era cabecear, pero no tuvo mareos ni ningún malestar. En total le hicieron diez puntadas”, manifestó.
La mañana de este lunes la joven le ayudó a quitarle el vendaje y a lavarle la herida.
“Primero se bañó y le pedí que a como pudiera se lavara un poco la herida antes de curarlo. Quedé impactada cuando vi la magnitud de la herida. Está muy tranquilo, pero agüevado por lo grande que es la herida, por dicha y no le tocó un ojo”, comentó.
Jurgens se disculpó
Los generaleños entrenaron este lunes a las 3 p. m. y Bryan se incorporó como siempre lo hace.
"El domingo en la noche no podíamos dormir y yo le pregunté si él creía que Jurgens le había hecho eso a propósito y él me dijo que no, que son chispas del oficio, que a cualquiera le podría pasar.
“Uno no se espera que pasen estas cosas, siempre que sale de la casa hacemos una oración y yo le pido a Dios que lo cuide, que la sangre de Cristo lo cubra”, afirmó.
El portero le comentó a Verónica que en el partido, Montenegro se acercó para pedirle disculpas y el lunes le envió un mensaje.
“A pesar de lo que pasó, él está contento porque ganaron el partido. Yo le decía que para mí lo más importante es que él esté bien, porque si faltara, ¿cómo haría sin él y con el bebé? y él me decía entre risas que para él era el resultado”, manifestó.